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12 de Febrero, 2010 · Cultura

La pequeñez mental de la pequeña burguesía "de izquierda" y su invariable funcionalidad al capital:

Las tesis del odio

Por María Pía López *

Pocas frases han expresado tanto odio como aquel “¡viva el cáncer!” que manos anónimas pintaron en un muro, cuando una mujer joven agonizaba en Recoleta. Pocas acciones han sido tan cruentas como el bombardeo a la Plaza de Mayo por aviones de las fuerzas armadas golpistas. El objeto de ese odio, verbal y armado, fue el peronismo. Que ha mutado mucho, sin dudas. Que ha sido el partido plebeyo y también el gestor de la reconversión neoliberal, que ha sido el partido del pacto militar pero también en su última curvatura el de los derechos humanos. Pero no ha mutado su condición de superficie receptora de odios profundos, explícitos, impúdicos, racistas. El graffiti que en los ’50 festejaba la muerte de esa mujer por una enfermedad corrosiva se multiplicó en los blogs de los diarios como anhelo ante la operación de urgencia de Néstor Kirchner.

Hay quienes dicen que en esta estación del peronismo, como en las primeras, despierta odios por sus virtudes. Sin dudas es así en amplias porciones de los sectores dominantes, en los núcleos ideologizados de las Fuerzas Armadas, en las corporaciones mediáticas. ¿O no son los medios las usinas insaciables de la ferocidad? ¿No es allí, aun más que en las conspiraciones de la Unión Industrial, donde se agitan los equipos de la destitución, munidos de carpetas y de astucia para titular? ¿Se distancian los comentarios agresivos de los lectores del título con que un diario, en su edición digital, anuncia el intento de extremaunción al ex presidente? En los subterráneos del odio, las almas se enlazan y las escrituras se reconocen.
Pero es más difícil explicar el desdén de los sectores medios o las iras populares. O más aún: las tirrias de los grupos progresistas. Dificilísimo explicar eso si pensamos en la secuencia de medidas de gobierno tomadas desde el 2003 para aquí. No es necesario nombrarlas una vez más, apenas recordar que son medidas reparatorias y de justicia y que benefician a amplias capas de la población. Incluso los que señalan lo que falta –como, por ejemplo, una política de recursos naturales– no deberían privarse de ver lo efectivamente desplegado. Y sin embargo lo hacen. Hay un odio abonado por izquierda, que se sustenta en el desmerecimiento de todas las medidas de gobierno en nombre de la hipótesis de la impostura.
En esa narrativa, el grupo gobernante tendría intereses oscuros, que para ser realizados requerirían una mascarada ideológica. Entonces, se encarcelarían militares o se articularían políticas con los organismos de derechos humanos para ocultar lo que verdaderamente interesa a los impostores: la entrega del petróleo. La tesis es débil y sin embargo funciona e impregna muchas de las reacciones airadas y los despechos que tratan la gestión gubernamental. De ese modo, al Gobierno que en más sentidos ha producido rupturas con los años ’90, se lo puede nombrar como un nuevo menemismo. Incluso por personas beneficiadas social y económicamente por esas políticas de ruptura.
Si la imagen de la impostura funciona, si es el comodín que se esgrime ante cada situación, es porque registra desde la mala fe algo que constituye a este momento político: la coexistencia de dimensiones heterogéneas y conflictivas. La apuesta transformadora en las políticas y la constitución de elencos funcionariales que hicieron sus pininos en el neoliberalismo. Las políticas reparatorias de la pobreza y la desconsideración de la inflación mediante el cambio de las mediciones del Indec. La inteligencia para comprender la conflictividad social y el economicismo con el cual se piensa la recomposición de las organizaciones populares. Una valoración discursiva de las insurgencias pasadas y un realismo empresarial para organizar las inversiones presentes. Se juegan valores diferentes y sensibilidades contradictorias. La tesis de la impostura juzga esa heterogeneidad con la idea de simulación o con la chatura de la máscara, cuando más bien corresponden a efectivas contradicciones.
La conjunción entre el odio y esa hipótesis del enmascaramiento corroe todo consenso sobre los actos de gobierno. Ante las medidas más profundas gritan que se trata de la caja. Y en el imaginario social se activa el juego de las asociaciones que terminan en la idea de que “caja” es el nombre del financiamiento indecible de la política o el acopio millonario de los políticos. No se desarma esa fuerza invirtiendo la negación y viendo la verdad en una sola de las series. Porque no es cuestión de montajes. Sino de extraer las consecuencias políticas que tiene una conjunción de elementos contradictorios. Allí, la verdad de nuestra época. También su futuro.
La tesis de la impostura enfatiza la herencia de los ‘90. Se hace cargo del cinismo frente a la política y de la desconfianza en la vida pública. El razonamiento despolitizador que ha primado, no sin bases ciertas, en las últimas décadas es que todo es mercado, por lo tanto aquel que no hable explicitando su condición de agente de intercambios sólo enmascara su condición o quiere hacer pingües negocios mediante el ocultamiento. En estos últimos años ha habido fuertes intentos de recomponer otra idea de la política, pero esos intentos no han perforado los núcleos poderosos de la desazón social. Que, al contrario, han sido y son alimentados no sólo por una poderosa maquinaria cultural y mediática, sino también por la persistencia de negocios privadas por parte de hombres de Gobierno.
Quizá por no terminar de percibir que, como nunca antes, el futuro político del país no depende sólo de la expansión de la economía, sino de la conformación de un entramado cultural, de la disputa por los consensos y la expansión de una serie de valores que se encarnen en las mayorías. En la interpretación de los hechos, en la conformación de una narración que los contenga, los explique, los trate con las palabras adecuadas –y no con aquellas que, por provenir de otras experiencias, les quedan como disfraces– se juega el destino de esos hechos.
* Socióloga, ensayista, docente de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA).
Publicado en Página/12, el  Miércoles 10 de febrero de 2010
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25 de Enero, 2010 · Política

Kirchner en 6-7-8



NESTOR KIRCHNER DIO UNA ENTREVISTA A CANAL 7 Y CRITICO EL FALLO JUDICIAL CONTRA EL FONDO DEL BICENTENARIO

 

¿Para Cobos Iscariote que lo mira por TV?

 

El ex presidente consideró “horrendos” los dos fallos de la Cámara en lo Contencioso porque “hacen lo mismo que pide la oposición: que Redrado se vaya a la casa y se congele el Fondo del Bicentenario”. Dijo que “sin ninguna duda” hay una “conspiración” contra el Gobierno.

 

“No teníamos tanta gente en el piso desde que vino Maradona”, comentó, antes de que se encendieran las cámaras, una de las panelistas. Es que el programa tenía un invitado especial: ayer, Néstor Kirchner dio una de sus poco frecuentes entrevistas televisivas, esta vez para 6, 7, 8, el programa de Canal 7, a tribuna repleta. Durante el reportaje, que duró algo más de una hora, el ex presidente hizo referencia al conflicto alrededor del Banco Central y sostuvo que los dos fallos que dio a conocer el viernes la Cámara en lo Contencioso Administrativo “son horrendos” porque “hacen lo mismo que pide la oposición: que (Martín) Redrado se vaya a la casa y que se congele el Fondo del Bicentenario”, lo cual –agregó– implica quitarle “un rol al Congreso”.

El diputado del Frente para la Victoria señaló que “cuando se habla de conspiración es algo completamente real” y mencionó, “sin ninguna duda”, entre los partícipes de este armado, a “el señor (Héctor) Magnetto, el vicepresidente, parte de la oposición, el partido judicial y sectores molestos con los juicios por los derechos humanos”. También habló sobre el rol de Julio Cobos (“que en Mendoza no llegaba a fin de mes”, comentó), defendió el “proceso transformador” llevado a cabo por la presidenta Cristina Fernández, lamentó la “hemorragia mediática” que pone trabas al avance del país y hasta se permitió algunos chistes.

Vestido informalmente, a tono con el domingo, con una camisa a cuadros celeste y blanca y pantalón de vestir, Kirchner llegó al estudio acompañado por la actriz Florencia Peña y varios de sus colaboradores más cercanos. Lo recibieron varios militantes de la agrupación La Cámpora que pudieron hacerse con un lugar en la tribuna, desde donde le sacaban fotos con sus teléfonos celulares y aprovechaban los cortes para dedicarle cantitos, para malhumor de los técnicos, poco acostumbrados a trabajar en ese clima.

Una vez en el aire, Kirchner tomó la iniciativa desde temprano y casi no dejó a los panelistas meter bocado. Comenzó con su repertorio antes incluso de que terminaran de presentarlo. La conductora María Julia Oliván lo presentó como “ex intendente de Río Gallegos, dos veces gobernador de Santa Cruz, ex presidente, ahora diputado y también primer esposo de...” Ahí el santacruceño la interrumpió: “¿Acaso Cristina tiene otro?”, preguntó.

“A Redrado lo pusimos porque era una cara confiable para encarar la quita de deuda”, explicó el ex presidente consultado sobre el conflicto en torno del Banco Central. “Veníamos de un default que nos cerró todas las puertas y teníamos que renegociar la deuda. Teníamos que generar señales. Imagínense si lo ponía al flaco Kunkel”, bromeó. Además, aseguró que los dos fallos de la Cámara que congelaron el uso de reservas y dejaron en manos del Parlamento el futuro del banquero “son horrendos”. En el primer caso, porque “le están quitando un rol al Congreso” y en el segundo, por sus errores jurídicos, argumentó. Además aseguró que el Fondo del Bicentenario “profundiza la gobernabilidad”, y ése es el motivo por el cual la oposición se opone a que salga adelante. El Fondo “genera desendeudamiento”, detalló Kirchner, para recordar que ese ha sido uno de los ejes de su gobierno y que “desde el 2003 a la fecha se ha hecho permanentemente”. Además, aclaró que se está haciendo uso “solamente de las reservas disponibles” del Banco Central.

También criticó al CEO del Grupo Clarín, Héctor Magnetto, a quien colocó como “uno de los cerebros detrás de la operación destituyente”. El santacruceño dijo que durante el conflicto por la resolución 125 el empresario le ofreció “pleno apoyo si terciaba por Telecom” a favor del multimedio y también que antes de las elecciones tanto Magnetto como “un importante empresario de la industria automotriz” se reunieron con él para decirle que CFK “no podía” ser presidenta. “Ellos quieren determinar quién es candidato, quién es presidente y así después gobernar ellos”, aseguró.

“Cuando uno gana una elección, gana iniciativa política, pero el poder real está en otro lado”, explicó, en referencia a quienes “concentran el poder económico y mediático”. Según el ex mandatario, “Cristina vino a profundizar el modelo, por eso la derecha en todas sus distintas facetas se agrupó en su contra. Nos atacan por lo que hicimos bien, no por lo que hicimos mal”, resumió. Kirchner también destacó la dificultad de luchar contra la “hemorragia mediática” y puntualizó que “el paso cualitativo que hay que dar es el de lograr la conducción colectiva de la política, en vez de la individual”.

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13 de Diciembre, 2009 · Cultura

Spinetta y las Bandas Eternas

Rompió los parámetros.

Y la rompió.

Escribe Ugo Perez

 

Generalmente se suele decir que lo cuantitativo no se corresponde con lo cualitativo, y que en efecto ambas tienen una relación inversa entre ellas.
Luis Alberto Spinetta, fiel a su estilo durante toda su carrera, rompió con estos parámetros.
Y la rompió.
Las 5 horas y media que fueron desde su ingreso al escenario a las 21:55 hasta las 03:20 del sábado no dejaron de emocionar a las casi 37000 almas que permanecieron (salvo algunos impacientes) hasta que todos los músicos salieron a despedirse en conjunto.
Luego del saludo del Flaco a su gente, dio una lista de los invitados de lujo que quedaron afuera por circunstancias de fuerza mayor (Pedro Aznar, León Gieco entre otros) y lamentó no poder versionar temas de grandes artistas como el Indio Solari, Andrés Calamaro y Hugo Fattorusso.
Después de presentar a su banda actual (Sergio Verdinelli en batería, Claudio Cardone en teclados, Nerina Nicotra en bajo más la inclusión de su marido Guillermo Vadalá en guitarra) comenzó con “Mi Elemento” y una tremenda versión de “Tu vuelo al fin” con Baltasar Comotto en guitarra, primer invitado de la larga noche spinetteana.
Luego vino la hora de los clásicos y las primeras ovaciones “Ella también” “No te busques ya en el umbral” y demás clásicos de los 80’s en los que se sucedieron Javier Malosetti y los ex - Jade Beto Satragni, Juan del Barrio (y su teclado maravilloso en Alma de Diamante) Diego Rapoport y quien tal vez mejor asimiló las ideas de Spinetta en su carrera, el genial Mono Fontana, quien acompañó al Flaco hasta el final de la primera parte.
Llegando a la primera hora, Luis Alberto procedió a presentar a un nuevo invitado a quien para no volver a tratar de “genio” como lo hizo con los anteriores, prefirió tratarlo de “talento” lo que provocó risas por parte del público (“¡Y si son todos genios!” dijo Luis).
Pues bien, el “talento no era ni más mi menos que Fito Páez, el primero de una larga lista de invitados de lujo que sólo el número 1 de nuestro rock puede aglutinar en una sola noche, con quien canto “Las cosas tienen movimiento” (tema base del repertorio spinetteano en sus recitales) y “Asilo en tu corazón”.
A continuación, una ronda de covers con un toque spinetteano: “Mariposas de madera” de Miguel Abuelo y “El rey lloró” de Nebbia le siguió un invitado particular, “Juanse” quien tuvo el aplauso más frío por parte de algunos y hasta algunos chiflidos de Spinettólogos ortodoxos, lo que estuvo cerca de malhumorar al Flaco, quien vaciló por un momento, finalmente conteniéndose para rockear “Adonde está la libertad” de Pappo junto al cantante de Ratones Paranoicos.
Después del rock, llegó uno de los invitados más aplaudidos: el gran Gustavo Cerati con quien devolviendo gentilezas tocaron a dúo “Te para 3” y “Bajan”, que más que bajar el ritmo empezó a acelerarlo un poquito más para gratitud de los fans.

Después, más invitados: su hermano Gustavo, Leo Sujatovich y sus hijos Dante en guitarra y Valentino rapeando para hacer una versión hip-hop de “Necesito un amor” de Manal dieron lugar a un nuevo homenaje, esta vez a Charly García a quien le dedicó “Filosofía barata y zapatos de goma” a lo cual no tuvo mejor idea que hacerlo pasar al escenario para que por segunda vez en menos de 2 meses se haga la reunión cumbre entre los dos más grandes del rock nacional, para hacer, cuándo no, “Rezo por Vos” y provocar la euforia de todos los rockers allí presentes, dándose así el final de la primera parte justo a la medianoche.

Después del entretiempo de entre 15 y 30 minutos (al mejor estilo fútbol argentino) el inicio del sábado prometía a las esperadas “Bandas Eternas”, empezando por “Los Socios del Desierto” con el genial Marcelo Torres en bajo y el también genial Javier Malosetti ocupando el lugar del recordado tuerto Wirtz en la batería. San Cristóforo, Bosnia (gran solo del Flaco) y Nasty People behind the wheels para los inconcientes al volante, nota al pie de Luis Alberto para cerrar este sencillo set.
Luego siguiendo de forma regresiva con las bandas tocó el turno de Invisible. Musicalmente fue tal vez el punto más alto de la noche, estos tres pibes están para salir a la ruta. “Durazno sangrando” fue tan sólo una excusa hitera para dar lugar a sendas espectaculares versiones de “Lo que nos ocupa es esa abuela, la conciencia que regula el mundo” y “Jugo de lúcuma”; puro swing de Machi, palo de Pomo y destreza de Spinetta para volarse la cabeza en una nube de genialidad. Luego de “Niño condenado”, Lito Epumer subió para hacer “Amor de primavera” de Tanguito.


 
En cuanto los Invisible dejaron el escenario, la emoción de los fans se desató cuando Luis Alberto Spinetta presentó a ¡Pescado Rabioso!, con la previsible inclusión de Guille Vadalá en bajo, ya que relegar en ese puesto al maestro David Lebón hubiera significado un insulto. “Poseído del alba”, “Mañana o Pasado” made in Ruso dieron el arranque al set más largo y celebrado por sus fans, que deliraron con otros temas como “Credulidad” “Despiértate nena” y hasta se animaron a poguear (¿después de cuantos años?) en un recital de Spinetta con el poderosísimo “Post-Crucifixión”, ya con el restante Pescado “Bocón” Frascino en guitarra, dejando empachados de rock a todos los presentes.
A continuación, la banda que mejor se supo entender en el escenario, la que más mística tuvo se presentó: Edelmiro Molinari, Carlos Emilio del Guercio, Rodolfo García y el Eterno Anfitrión dieron lugar a un set de gran fineza, con un entendimiento genial y versiones de sus clásicos que no parecen perder vigencia. “Color humano”, “Fermín” con Emilio en voz, claro; “A estos hombres tristes” y “Hermano perro” precedieron a la canción más irritablemente pedida en cada recital al que fui desde que lo sigo: por supuesto “Muchacha”, con dedicatoria exclusiva a la madre de Luis Alberto, Julia, allí presente, con broma de por medio “ Mamá, que no te vayan a hacer el control antidoping!”.
Como si esto fuera poco, la cosa no termino allí. El Flaco regresó minutos después con su banda actual, haciendo como siempre desde hace años su mensaje de “Conduciendo a conciencia” para lo que invitó a su compañero de lucha Ricardo Mollo a hacer “8 de octubre” tema sobre la tragedia del colegio Ecos compuesto por Luis y León Gieco, seguido de “Retoño” para finalmente concluir con tres los mayores hits que tuvo Spinetta a lo largo de su antihitera carrera: “Seguir viviendo sin tu amor”, “Yo Quiero ver un tren” y “No te alejes tanto de mi”, en una elección perfecta para cerrar una noche que pedía no alejarse jamás.
Para cerrar, la anécdota de la que Rolling Stone quiere despegarse como sea: Charly y Luis, los dos más grandes blablabla… se sacaron una foto para la mencionada revista con una remera cuyo logo corresponde a la lucha del Flaco por la concientización de los hombres en las carreteras. ¿El resultado? la foto fue tapa del anuario RS pero la remera fue recortada en la foto y lo que quedó del lema fue oscurecido, por lo que el Flaco dijo “no creo que haya sido por maldad, tal vez por ignorancia” a lo que les dedicó un soberano “Fuck you” al aire pidiendo también a los presentes que lo sumen a levantar el dedito, lo que logró con gran éxito. (1)Finalmente llamó a todos los musicos invitados a subir al escenario con la remera negra puesta “para que recorten todas las remeras juntas” en un guiño de complicidad de Luis Alberto.
El resto es historia: saludo de todos los músicos, fin, luces encendidas, tomarse el 172 para casa y nada más que decir. Hablar sobre su genialidad a lo largo de su carrera es algo que me tomaría años y ya todos saben lo que este mito viviente nos ha dado. Y si se quedaron con ganas de algún rock después de las 51 canciones que tocó, parafraseando al propio Luis “Y bueno loco, hubieran ido a ver a A CE DE CE”
 
 
Publicado por http://vivielrocknacional-cronicas.blogspot.com/
Editado por 4rto. Mundo

(1) Vale recordar que la empresa editora de Rolling Stone en la Argentina es la propietaria del diario La Nación. No hubo error ni ignorancia, sólo coherencia en la canallez que se viene ejerciendo desde hace más de un siglo. Bueno lo del fuck you a cargo de todo el estadio. 4rto. Mundo
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22 de Noviembre, 2009 · Política

Ante los sutiles -aunque duros- avances contra los trabajadores






Afianzar el sujeto social

 

Conferencia pronunciada el 6 de Agosto de 2009 en el 42 Congreso de la Federación Argentina de Trabajadores de la Imprenta, Diarios y Afines- FATIDA- Realizado en Villa Mirador del Lago- Bialet Massé- Sierras de Córdoba.

 

Por Lucio Garzón Maceda

Editado por 4rto. Mundo

Buenos días. Para los más viejos me voy a presentar, porque los más jóvenes me conocen, pero los viejos no. Soy abogado -algún defecto hay que tener- desde 1955. Inicié mis tareas profesionales inmediatamente, en el 56´, justamente cuando empezaba una etapa muy interesante, a veces olvidada, que fue la resistencia de los trabajadores argentinos y de la ciudad de Córdoba, por supuesto, frente al gobierno que se llamó la Revolución Libertadora, en el 55´. Hice mis primeras armas en el 56´ y en 1957 los gremios de Córdoba, fue la primera CGT normalizada del país,
todavía bajo el gobierno militar; en esa CGT, fui designado Secretario de Prensa.
Hicimos acá cerca en La Falda, en octubre del 57´, un Congreso de Delegaciones Regionales que aprobó un programa de los trabajadores que se llamó el Programa de La Falda y seguí siendo abogado de los gremios cordobeses hasta 1975, 74/75. Ya cuando comenzaron a operar las tres A en el 75, intentaron asesinarme dos veces, pero como soy hincha de Belgrano de acá de Córdoba me salvé siempre.
Bueno, después hubo dos atentados más e incendiaron mi estudio, que estaba en el centro. Y bueno, después me exilié. Estuve 8 años exiliado en Francia, donde hice algunos estudios para entretenerme un poco. Volví en el 84´ y empecé a hacer lo que sabía hacer, cebar mate a las conducciones, a las Comisiones de los cuerpos de delegados y de las Comisiones Directivas, y sigo cebando mate…
Bueno, vamos a hablar un poco de cómo ve éste que les habla la realidad Argentina, la realidad de las organizaciones sindicales, los desafíos que tienen hoy los Sindicatos, sobre todo las conducciones internas, delegados y conducciones directivas, y de los sindicatos de primer grado y de los organismos nacionales.

1970- Contexto de crisis petrolera- Debilitamiento de las organizaciones sindicales
Como una introducción, me parece interesante precisar, que desde que se produjeron dos grandes huelgas petroleras en el mundo en los años 70´, aumentó enormemente el precio del petróleo y eso derivó en que todo el sistema capitalista, el mundo capitalista, viera aumentar sus costos
generales de producción por efecto del aumento del precio del crudo.
Y esa crisis petrolera de los años 70´ llevó a que, en general, los que más o menos dirigen la economía mundial, considerasen que era preciso bajar los costos. Y entre uno de los costos que debían bajar estaba el costo del trabajo. Lo que desató, a partir de esa crisis petrolera de los años 70´, una gran ofensiva contra los sindicatos.
Como el objetivo era reducir el costo del trabajo, esa ofensiva tenía por efecto debilitar las organizaciones sindicales, de forma tal que no tuvieran la fuerza suficiente para negociar y discutir condiciones de trabajo, condiciones sociales y condiciones salariales.

Comienza entonces un proceso que, simbólicamente, podríamos identificar con la presidencia de Reagan en los EEUU y de Margaret Thatcher en Inglaterra, que lanzan una ofensiva en el campo material concreto de cada uno de los países del norte, de los países más desarrollados, a la que se llamó flexibilización de las condiciones de trabajo y flexibilización de los salarios.
Esa ofensiva va a llevar a que, en general, los Sindicatos del mundo, de los países altamente desarrollados, entren en un proceso de crisis; proceso de crisis del que no han salido todavía y que, de alguna manera ha repercutido, como lo vamos a ver más adelante, en nuestro país.
Esa crisis sindical (o, más bien del mundo del trabajo, puesto que afectaba estructuralmente sus condiciones objetivas de existencia), impulsada desde esos dos grandes centros, estuvo orientada a establecer, de alguna manera, a poner en duda, si realmente en el estado actual de la sociedad, (estamos hablando de los años 80´), realmente los sindicatos tenían todavía alguna función importante que cumplir.

Recursos humanos como reemplazo de los sindicatos
Y esa pregunta se la hacían con una respuesta, y era que, en realidad, dadas las condiciones en que estaban las sociedades de esos países desarrollados, era muy poco lo que los sindicatos tenían para dar a la sociedad y a los trabajadores. Y para eso articularon mucha gente, en el plano económico, en el plano de la legislación laboral, que simbólicamente uno podría marcarla como uno de los objetivos en la creación de lo que se llamó en los años 80´, y aún se llama, (fue tomado en todo el mundo) “los recursos humanos”.
Y entonces, en todos los países y en todas las fábricas y en todos los talleres, donde antes había un Jefe de Personal -que era un poco “la voz del amo” para reprimir un poco a los trabajadores-, empezaron a aparecer las Gerencias de Recursos Humanos, cuyo objeto fundamental era sustituir
en el lugar de trabajo el rol que habitualmente cumplían los Sindicatos, con el siguiente planteo: los sindicatos tienen poco que darles a los trabajadores y posiblemente tienen mucho más para darles en la resolución de sus problemas cotidianos... las propias empresas.

Para lo cual crearon las Gerencias de Recursos Humanos que tenían por objeto hacer una política de “ablande” en la conciencia de los trabajadores, haciéndoles ver que, cuando tuvieran un problema, en lugar de recurrir al Sindicato, recurrieran a la gerencia de recursos humanos. Eso hoy se ha generalizado. Ya no hay más gerencias de personal casi. Y prácticamente en casi todas las empresas, grandes, medianas y chicas, aparece esta denominación más elegante que es la de Gerencia de Recursos Humanos, cuyo único objetivo, aunque no lo digan, es delimitar la acción del Sindicato, procurar sustituir al Sindicato en la idea, en la cabeza y en la conciencia del trabajador, y de esa manera ir debilitándolo y haciéndole perder al Sindicato la fuerza suficiente como para sentarse a la mesa de negociación con la representación de todos los trabajadores.
Ese es un combate cotidiano que padecen los Sindicatos desde los años 80´. Fue acompañado por modificaciones a las legislaciones laborales de casi todos los países, para establecer lo que se llamó la flexibilización laboral, la polifuncionalidad, la modalidad, etc., toda una serie de palabras cuyo  objetivo central era y sigue siendo que el trabajo cueste menos, que el trabajador de alguna manera trabajara un poco más, produjera más, y si es posible ganara lo mismo.

El conflicto central de la relación laboral

Esto nos obliga a incorporar una verdad simple que es esta: por más que distintos organismos consideren que en el mundo del trabajo, en las relaciones laborales, tiene que imperar la paz y la concordia, que indudablemente todos estamos de acuerdo que debe imperar, tiene como
objetivo fundamental establecer que lo que es el núcleo de la relación entre el trabajador dependiente y la empresa se diluya. El núcleo central del pensamiento entre un trabajador y la empresa es que hay un conflicto natural y permanente que todas estas políticas liberales, aparecidas desde los años 70´ en adelante, tenían por objeto diluirlas, diluir el conflicto que existe entre un trabajador cuyo único capital es su fuerza de trabajo, que cuando trabaja procura vender su fuerza de trabajo al mejor precio, y que tiene frente de él al empleador, que compra su fuerza de trabajo y que procura pagar por ella el menor precio posible. Ese es el conflicto central que nutre de alguna manera la relación del trabajo entre el que vende su fuerza de trabajo y el que se la compra. El que la vende, con toda razón, procura venderla al mejor precio, y el que la compra procura comprarla al precio más bajo.
Como lo que se trataba, a partir de esa crisis de los años 70´, era reducir el valor del precio del trabajo, se estableció todo un conjunto de medidas y de ideas para ir procurando que se pudiera concretar la baja del precio del trabajo, para lo cual había que debilitar la capacidad del trabajador para restarle precio a su esfuerzo. Por más que se lo vista al mono, ese es el verdadero mono, el problema de procurar que el trabajo sea lo más barato posible porque eso indudablemente es lo
que va a aumentar los beneficios de la empresa.
Ese proyecto, así esquemáticamente expresado, comienza en los años 70´, se acentúa en los años 80´ y en el comienzo de los 90´ va a derivar, por diversos motivos, pero fundamentalmente por esa creación que se hace en los centros de poder, en que los Sindicatos se vayan debilitando, por un lado, por la ofensiva que hace el sector empresario mundial, y por el otro, por las propias condiciones objetivas que se daban en cada uno de los países.
Esto fue llevando a que los trabajadores empezaran a ver que el Sindicato tenía poco que ofrecerles, porque la mayoría de las conquistas grandes ya se habían obtenido, y la acción de las empresas llevaba a que las conquistas permanentes, que eran la de mejores condiciones de trabajo y mejores salarios, se vieran contrarrestadas por la acción, desde las Gerencias de Recursos Humanos, y a través de los medios masivos de expresión, destinada a hacer creer que el rol del Sindicato para buscar un mejor salario, mejores condiciones de trabajo, en realidad había dejado de ser útil, y que era mucho más útil que los trabajadores se arreglaran directamente con la gerencia de recursos humanos y con la “política social” de la empresa, de modo que cada uno anduviera lo mejor posible, las empresas ganando lo más posible y que lo que sobrara pudiera volcarse hacia los trabajadores en forma de salario.

La crisis de las organizaciones sindicales y el consenso de Washington
Esa política, dio bastantes resultados. Si nosotros medimos la capacidad de afiliación y de representación que tenían los Sindicatos europeos o los propios Sindicatos norteamericanos en los años 55´ encontramos que, por ejemplo, la tasa de afiliación en países como Francia o Alemania, estaba alrededor del 60 o 70 por ciento de afiliados. Con el correr de los años, llegando a fines de los años 90´, nos encontramos que la tasa de afiliación de países como Francia, que tenía el auge del poderío sindical en los años 50´ o 60´, había bajado del 60 o el 70 por ciento al 9 o al 10 por ciento de la totalidad de la masa de trabajadores afiliados.
¿Qué se había producido?
Una gran ofensiva, pero además, se había procurado tonificar en la cabeza de los trabajadores la idea que el Sindicato era poco lo que tenía para ofrecer. Y entonces el trabajador fue sustituyendo, por efecto de los medios de prensa, de los medios de comunicación y toda una parafernalia de medidas puestas por los sectores más conservadores, el trabajador fue siendo de alguna manera captado, y alejándose de la vida del sindicato y de las conducciones sindicales, y considerándose más que un compañero solidario, un cliente del sindicato.
Y entonces, en aquellos sindicatos que tenían todavía la fuerza como para obtener alguna ventaja, el trabajador, como cliente, se acercaba. Pero en aquellos sindicatos que habían resultado víctimas de esta gran ofensiva iniciada en los años 70´ y que tenían poco para ofrecer, los trabajadores se apartaban y se alejaban.
Fueron cayendo en una dialéctica muy riesgosa, los trabajadores se sentían cada vez más ajenos del Sindicato y estos a su vez, debilitados por el alejamiento de los trabajadores, con menores condiciones para luchar por conseguir mejoras y condiciones de trabajo.
Indudablemente esa situación no se ha revertido. Hay una crisis sindical mundial. Hay avances en algunas ocasiones, cuando se dan situaciones políticas muy particulares en algunos países, pero en general, si uno hace un análisis comparativo entre lo que eran los sindicatos de los años 60´ por ejemplo, y lo que son los sindicatos del año 2008 en Europa o en los EEUU, nos damos cuenta del retroceso en la capacidad de conducir el proceso de cambio y de modificaciones de las condiciones de trabajo y económicas de los trabajadores.
Ese retroceso se ha producido no solamente por las condiciones materiales que existen en cada país, sino más que todo por la pérdida en la capacidad de expresión que los Sindicatos han resultado víctimas por efecto de toda esta gran ofensiva de tipo ideológica y material concretamente.
En nuestro país, no hemos sido ajenos, aunque normalmente los efectos de las políticas del norte llegan un poco más retrasados, pero nuestro país también ha visto debilitado muchas veces el accionar sindical por el efecto de todas esas políticas que sintéticamente, en el caso de América Latina y de nuestra Argentina, solemos sintetizar por lo que se llama el Consenso de Washington.
En los años 90´, los sectores más conservado-res definieron qué debía pasar en cada uno de los países del resto del mundo con una cantidad de medidas económicas que fundamental y sintéticamente se podrían circunscribir a decir: señores, hay que procurar lo que en Europa se desarrolló en los años 80´, en nuestros países también debe desarrollarse en los años 90´, esto es, debilitar la acción sindical, procurar que el trabajo valga lo menos posible, de forma tal de procurar que las empresas puedan manejarse con mayor comodidad, facilidades y aumentar por ende sus ganancias. Y, cuando se produzca ello, lo que sobre podrá volcarse sobre los trabajadores.
La crisis sindical europea y americana, la tenemos en América Latina y en nuestro país también hemos llegado a un debilitamiento general de los Sindicatos, si tomamos en cuenta la capacidad que tenían los Sindicatos argentinos en los años 70 por ejemplo y comparamos la que tienen hoy,
nos encontramos que indiscutiblemente hubo un debilitamiento en general de los Sindicatos por efecto de una serie de políticas en el plano económico, en el plano laboral y fundamentalmente también en el sistema de relaciones laborales que se dan en el lugar de trabajo, entre la empresa, el sindicato y los trabajadores.

Hoy, aunque no se diga en forma explícita, en la cabeza de todo empresario, en general, está debilitar lo más que se pueda la organización sindical, debilitar la aproximación entre el sindicato y los trabajadores y por el contrario procurar que los trabajadores estén lo más alejados posibles de la organización sindical siempre partiendo de la base de que el Sindicato es un intermediario caro entre el trabajador y el empresario.
Esa idea de que el Sindicato es un elemento que encarece la fuerza de trabajo está dicha para ocultar el sentido mismo que tiene la organización sindical, que en la defensa de los intereses de los trabajadores lo que procura es mejorar las condiciones y mejorar los salarios. Donde no hay sindicato o hay un sindicato débil es más fácil que las condiciones del salario y las condiciones del trabajo las firme el empresario en trato directo con los trabajadores, es decir, aquello que se dice normalmente, el zorro dentro del gallinero.
Esa tarea de debilitamiento, de distanciamiento del trabajador respecto de la organización sindical, a nosotros los argentinos nos cuesta reconocerlo, en reuniones donde está el alma de una organización sindical, que es esta, el congreso con los delegados, es la oportunidad de, a veces, hablar descarnadamente.

La relación sindicatos-trabajadores

Nosotros, los sindicatos en general en nuestro país, a pesar de ser uno de los movimientos sindicales que mejor ha resistido la crisis mundial iniciada en los años 70´ a la que aludía, pese a eso, vamos a analizar cuáles fueron las razones por las cuáles los sindicatos se defendieron bastante bien en la Argentina frente al proceso de crisis, pese a ello, hay una situación de crisis en lo que hace a la relación entre las organizaciones sindicales y los trabajadores.
Si uno mira lo que era la vida de un Sindicato en los años 50´, 60´, o hasta los mismos 70´, la existencia de militantes y de cuadros, de trabajadores que voluntariamente trabajaban prácticamente casi todos los días en función de ayudar y desarrollar el sindicato, no sé concretamente en el caso de los gráficos, pero en general, por los sindicatos que yo estoy vinculado cotidianamente, hay un debilitamiento muy grande en la presencia de lo que se llamaba el militante o el activista. Y la proximidad entre las conducciones sindicales y el trabajador de base se hace mucho más compleja por esa ausencia de los cuadros militantes. Y entonces la tarea de los sindicatos ahora es mucho más compleja, porque llegar a los trabajadores individualmente por efecto de las acciones de las empresas, por efecto de las acciones de todo el pensamiento ideológico que se vuelca a través de los medios masivos, se hace cada vez más difícil. Y eso lleva a que, al hacerse mucho más difícil la tarea de juntar fuerzas para sentarse a negociar, se continúe produciendo un proceso de debilitamiento de las organizaciones sindicales.
En nuestro país, en los últimos 4 años, es evidente que las estructuras sindicales se han afianzado y fortalecido. Y subrayo las estructuras sindicales porque indudablemente el crecimiento y el desarrollo que han tenido nuevamente los sindicatos en nuestro país por efecto de las políticas económicas y sociales puestas en marcha, que son fundamentalmente la recuperación de la negociación colectiva de salario y condiciones de trabajo, les ha dado a los sindicatos argentinos la posibilidad nuevamente, de cumplir el rol genuino que tiene todo sindicato desde su fundación, porque al estar negociando colectivamente todos los años hay una posibilidad de tener una mayor aproximación con los trabajadores y de parte de los trabajadores recuperar de alguna manera la noción que el sindicato es un instrumento insustituible, si no es ganado por la conciencia del empresario a través de la política de los recursos humanos.

Es decir, en estos 4 o 5 años, la posibilidad que discutan libremente dentro de todas las condiciones objetivas bastante difíciles, ha permitido una cierta recuperación sindical. Pero de todas maneras, a nadie se le puede ocultar que, si bien las organizaciones sindicales puedan estar hoy en mejores condiciones que hace cuatro años, los problemas sociales que afectan a los trabajadores con empleo en blanco o a los trabajadores en negro, a los excluidos o a los sin trabajo, no se han resuelto, lamentablemente. Entonces, aparece la falta de solución a los problemas de los excluidos, a los problemas de las altísimas tasas de trabajo clandestino, en negro, irregular, etc., como se lo quiera llamar, que aún mantenemos. Tasas altísimas, intolerables, porque nosotros estamos en nuestro país en estos momentos con tasas de exclusión o de miseria y de pobreza de un 15 por ciento o de un 40 por ciento de trabajo clandestino o en negro; es decir, estamos, a pesar de que los trabajadores en blanco, los trabajadores regularizados estén bastante mejor hoy que hace 4 años, no ha hecho desaparecer el problema social central, el de los que menos tienen, no están bien en nuestro país. Por el contrario, los que menos tienen han agudizado el corte entre una sociedad, en la que algunos viven más o menos y hay otros que definitivamente están excluidos de los goces mínimos y esenciales de lo que se debe exigir en el siglo XXI a un habitante de un país medianamente desarrollado.

El papel de los sindicatos

Esa problemática, nos introduce al rol de los sindicatos, al papel de los sindicatos en la sociedad actual, en la que nosotros vivimos y lo que pasa en el mundo. Los sindicatos, como ustedes saben, nacen basados en una regla mínima, que es la regla más debilitada en los últimos 20 años también en nuestro país, que es la regla de la solidaridad. Aunque nosotros no lo queramos aceptar, el principio de la solidaridad ha sido sustituido dentro del campo social, dentro del campo del trabajo, por la idea esa que les decía de cliente.
El trabajador, cada vez se acerca al sindicato, en tanto que puede recibir algo del sindicato, no se acerca por el principio genuino de solidaridad de la clase trabajadora en función de un cambio,  sino que se acerca generalmente en la búsqueda de un servicio y de alguna ventaja.
Es la desnaturalización en sí misma del principio básico de las organizaciones sindicales, que es no que el trabajador se acerque solamente para recibir, sino que el trabajador se acerque para juntar las fuerzas individuales transformadas en un poderío social y modificar no solamente la condición en su lugar de trabajo, sino de alguna manera ser un instrumento para modificar las condiciones generales de la sociedad.
Cuando los Sindicatos se constituyen, una de las razones de antes, del durante y del ahora es, no solamente procurar obtener un salario o una condición de trabajo, sino ser un instrumento de cambio frente a las injusticias y de las desigualdades que imperan no solamente en el lugar de trabajo sino en el conjunto de la sociedad. Y cuando nosotros vivimos en una sociedad en la que hay 15 por ciento de la población en estado de pobreza o de miseria, un 40 por ciento de los trabajadores en negro sin que se les respete las condiciones básicas, los que tenemos trabajo en blanco, no podemos suponer que estamos preservados en esa condición de alguna manera privilegiada, sino que, mientras no desaparezcan esas condiciones de miseria, de pobreza, de exclusión o de trabajo en negro, somos víctimas permanentes de esa situación, porque esa situación debilita el accionar colectivo de los trabajadores, debilita el accionar de los sindicatos; porque la presencia de pobres, miserables, excluidos y de trabajadores en negro determina que los salarios de los en blanco sean menores de lo que podrían pagarse, porque se pierde la fuerza solidaria del sujeto social que son los trabajadores organizados.

Recuperar la solidaridad
Entonces, uno de los primeros temas que es necesario plantear, que se hace difícil plantear, es recuperar en la inteligencia de todos los trabajadores, de nuestros compañeros, el principio de la solidaridad. Y a esto, que parecía una oración religiosa, hay que darle un poco el carácter casi de la religiosidad laica de un sindicato. Debemos hacer carne que tenemos que recuperar en la cabeza de los trabajadores la idea de la solidaridad, porque si no estamos creando una especie de quinta columna o de un sabotaje en el movimiento de los propios trabajadores.
Porque en tanto se desarrolle la idea de solidaridad, se supera el aspecto individual de un trabajador para ser cubierto por el aspecto social del conjunto de los trabajadores. Mientras que, desde el punto de vista del empresario, lo fundamental que desea es acentuar la individualidad del trabajador y que se debilite el carácter social y solidario.
Por eso, poner el énfasis en el desarrollo de la solidaridad, en la conciencia de cada trabajador, es una de las condiciones elementales y más importantes para el quehacer de la vida sindical, para el fortalecimiento del Sindicato y por ende para el mejoramiento de las condiciones materiales de todos los trabajadores.
No es fácil. No es fácil porque estamos mucho más ganados, todas las organizaciones sindicales, por la idea de que los trabajadores están, se sienten bastante alejados del quehacer solidario de las organizaciones sindicales. Y los sindicatos, a su vez, por razones de las exigencias de la vida cotidiana, esto los lleva a que de alguna manera también, para mantener a los trabajadores, se acerquen, acentuando la condición de cliente, y eso lamentablemente, es un circuito que es difícil salir pero del que hay que plantearse salir, porque si bien es bueno darle beneficios, etc., a los trabajadores para que vengan y se mantengan en el Sindicato, el Sindicato no es simplemente una máquina de dar servicios, sino que en realidad es una máquina de acentuar la solidaridad para el mejoramiento del conjunto de los trabajadores y por ende un instrumento de mejorar las condiciones de los que, o tienen un mal trabajo, o porque trabajan en negro, o están desempleados, o están en la miseria.

El sindicato como instrumento del cambio social
Es decir, el Sindicato no puede quedarse en el rol de un prestador de servicios sino que tiene que procurar recuperar el rol que tenían los sindicatos cuando fueron constituidos, el de ser un instrumento para resolver los problemas individuales de los trabajadores de la actividad pero también un instrumento de un cambio social de la sociedad en su conjunto.
Y eso nos lleva al tema político. Cuando digo político no hablo de partido, hablo del pensamiento que trasciende al hecho individual o social del lugar de trabajo para ir al conjunto del país.
Los Sindicatos tienen que recuperar su condición, no solamente de resolver los problemas individuales de los compañeros trabajadores afiliados, sino que tienen que recuperar el poder ser un contrapoder político y social.
¿Qué significa esto?
Si cada Sindicato se ciñe a resolver los problemas individuales de sus trabajadores afiliados, salarios, condiciones de trabajo y se olvida del conjunto, pierde el valor más importante que es el valor político global, el de ser un instrumento de cambio de la sociedad, no solamente del lugar de trabajo.
Y eso es lo que se llama el rol de los sindicatos como contrapoder político y social.
Vale decir, no ser simplemente un sindicalismo que presta servicios sino ser un sindicalismo que formula propuestas sociales para resolver determinados temas del conjunto de la sociedad. Nosotros en general, nuestro país, hemos perdido bastante las ideas del sindicalismo como un poder social, pero en realidad las hemos perdido bastante menos que en otros países más desarrollados. ¿Y por qué? No porque seamos mejores nosotros los argentinos, ni porque sean más tontos los otros. Acá hemos podido mantener con una relativa capacidad de resistencia las estructuras sindicales porque Argentina tiene un modelo sindical muy atacado por la prensa, muy atacado por todos los medios de información, pero que es necesario hacer conciencia de que es uno de los mejores modelos de organización sindical que se pueda pensar en el mundo entero, incluyendo a los países más desarrollados del mundo.
¿Qué es lo particular que tenemos nosotros?
Nosotros tenemos dos principios básicos que se crearon entre el año 1945 y 1955. Esos principios básicos que hacen a la estructura sindical, es lo que normalmente se llama modelo sindical, se fundamentaba en un solo sindicato por actividad, la existencia de delegados sindicales en los lugares de trabajo que cumplan el doble rol de ser representantes, y esto es importante hacerlo claro, a veces se pierde; los delegados, que eligen los trabajadores sean o no afiliados, tienen el doble rol, en muy pocos países, contados con la mano, de ser representantes de los trabajadores ante el empresario, representantes de los trabajadores ante el sindicato, pero a su vez, representantes del sindicato ante los trabajadores y representantes del sindicato ante la empresa.

El delegado y su rol, define el modelo sindical
Esto que parece natural, no es tan natural en la enorme mayoría de los países del mundo. En la mayoría, los delegados de personal son delegados de personal frente al patrón y punto. Pero no cumplen el doble rol. En general, en el mundo los delegados son representantes de los trabajadores frente al patrón. Y entonces esa condición de los delegados en el resto del mundo debilita la acción del Sindicato, porque se le hace sumamente difícil tener la presencia en el lugar de trabajo, tener su presencia frente al patrón.
Entonces, un principio es el de un solo Sindicato por actividad y esa doble condición, esa doble vía que tienen los delegados, que son el núcleo esencial de los sindicatos, un sindicato sin delegados es una caja vacía, puede estar muy linda por fuera, etc., pero por dentro le falta lo esencial, porque la correa de trasmisión del pensamiento, de las ideas y de las necesidades de cambio que el sindicato formula, la única manera de hacerla circular es a través de los delegados.
El pensamiento del sindicato se nutre por el aporte que hacen los delegados trayéndole el mensaje de los trabajadores y a su vez el mensaje del sindicato, por medio de los delegados, a los trabajadores y a la empresa. Eso es un elemento fundamental del mantenimiento de la vida sindical y del mantenimiento de los principios básicos.
Tenemos, un solo gremio por actividad, un sistema de delegados muy particular, y algo que los sindicatos argentinos, desde siempre diría, tuvieron, que es el de procurar cubrir con su accionar no solamente el tema de salarios, condiciones de trabajo, sino además acercarse a la vida cotidiana de los trabajadores por la vía de prestación de servicios.
En general en el mundo, el pensamiento de los países europeos era que los sindicatos no debían ocuparse de realizar servicios que no fueran exclusivamente la discusión de salarios, convenios colectivos, condiciones de trabajo, etc. La Argentina siempre tuvo esa característica de mantener el núcleo central de la razón de ser del sindicato, pero a su vez intervenir y acercarse a la vida cotidiana del trabajador, no solamente en el lugar del trabajo, sino en el lugar de residencia y en la vida global a través de servicios.
Y si los que tienen más edad se acuerdan de los sindicatos de los años 60´, 70´ en nuestro país, un trabajador en esa época desde que abría los ojos a la mañana, la presencia sindical se desarrollaba no solamente en el lugar de trabajo sino en toda su vida cotidiana. Porque estaban presentes en el campo de la cultura, estaban presentes en atender o resolver de alguna manera los problemas de la educación, en resolver los problemas de la salud, los problemas de la vivienda y los problemas
culturales.
Los sindicatos, y eso permitió que fueran tan fuertes, podían resolver casi todos, o eran actores en la resolución de casi todos los problemas que se le presentaban a un trabajador.
Si hoy analizamos los servicios públicos que según la Constitución Nacional establecen que todo ciudadano en condición de ciudadano debería gozar, nos centramos en los 7 u 8 servicios públicos esenciales, educación, salud, vivienda, transporte, servicios domiciliarios, seguridad, seguridad pública, comunicaciones. Esos servicios, si hoy los trabajadores pudieran gozar en la plenitud en la que se deberían gozar, nos harían por ese sólo hecho saltar en la capacidad y en el mejoramiento de nuestras condiciones cotidianas, mayores que los mayores salarios que podríamos obtener en la negociación colectiva.

¿Cuál es mi objetivo? Afianzar el sujeto social

Trascender el ámbito del convenio y el salario

En esta idea, si nosotros centramos solamente la acción del sindicato en resolver el tema del convenio colectivo y del salario y olvidamos todo ese arco que implican los 7 u 8 servicios esenciales que necesita el trabajador, nos vamos a quedar siempre con un retraso, y por eso es necesario trascender de eso del trabajo y del convenio a plantearse la reivindicaciones llamadas políticas porque hacen al conjunto, por ejemplo, si hablamos de modificar las condiciones de los trabajadores en la argentina de hoy, una de las formas simple de planteárselo es que los servicios, 7 u 8 servicios esenciales que la CN dice que deben ser gozados por todos los trabajadores, ese cambio político institucional implicaría un cambio sustancial en la vida de los trabajadores, de los que tienen trabajo y de los que no tienen trabajo, porque estaríamos resolviendo los problemas centrales que son comunes a todo ser humano que vive en una sociedad mínimamente desarrollada.
Eso que es simple porque en los servicios públicos, normalmente, a raíz de toda la ofensiva ideológica producida en los años 70´ en el mundo y en nuestro país unos años después, ha repercutido, hemos perdido de vista la condición no solamente de un trabajador que se preocupa por sus problemas en su lugar de trabajo, sino de un trabajador que se preocupa a través de la organización natural que es el sindicato, en cambiar las otras condiciones, no solamente las del lugar de trabajo, sino las condiciones globales de la sociedad en la que vive.

País injusto
Por supuesto que este segundo planteo, esta segunda función del sindicalismo de constituirse en un instrumento de cambio social para que todos podamos gozar de lo mínimo y esencial, es lo que hace que se diferencie si es un país medianamente justo o es un país medianamente injusto. Nosotros, por la falta de goce y beneficio de todos los servicios públicos que merece un ciudadano, estamos, aunque no nos parezca, dentro de la categoría de los países injustos. Este es, lamentablemente, uno de los países en los que hay una relación de injusticia muy alta, muy alta porque hay una enorme parte de compatriotas nuestros que no gozan de ninguno prácticamente de esos servicios, porque no tienen salud, porque no tienen una educación adecuada, porque no tienen vivienda, porque no tienen transporte, porque no tienen servicios esenciales mínimos en su vivienda o en su barrio o hábitat, y porque no tienen un adecuado sistema de seguridad social.
Nosotros somos un país, aunque algunos estén bien, una gran parte está muy mal y eso lo coloca en una de las condiciones de países con una gran injusticia, aunque uno no lo quiera ver, pero es así. Frente a este modelo, nosotros tenemos y se puede marcar, hay países en el norte, sobre todo los llamados países nórdicos, Suecia, Noruega, Dinamarca, Finlandia, donde todos los ciudadanos gozan de esos 7 u 8 servicios esenciales a los que aludía. Hay un plafond igualitario mínimo de una altísima calidad, y es lo que hace que esos países sean considerados como los países de mejor calidad de vida, porque todos los ciudadanos, no solamente los que trabajan bien o tienen un buen salario, tienen el goce de algunos servicios y condiciones, sino que todos por igual tienen un mínimo. Nosotros, lamentablemente, tenemos una sociedad segmentada, dividida, en la que hay una enorme cantidad de trabajadores en blanco, en negro, en gris, con estudios y sin estudios, una enorme proporción que no gozan de los mismos servicios que un ciudadano de un país democrático y socialmente avanzado debería contar.

El aislamiento de los sindicatos

Eso nos lleva a que, para superar esta crisis de la cierta noción de ajenidad, de ajeno, que muchas veces los trabajadores sienten con respecto al sindicato.
¿Cómo contrarrestarla?
En principio, tenemos estructuras sindicales fuertes, pero carecemos en general, que esas estructuras sindicales fuertes puedan corresponderse con un poder de cambio o de reforma social suficientemente fuerte, y es uno de los elementos que es necesario replantearse, porque hoy en día
los sindicatos no pueden seguir aislados de la vida social sin los medios de comunicación imprescindibles, los sindicatos no podemos seguir dependiendo de los órganos de prensa, de televisión y de radio que son del sector empresario y todo el mensaje que cotidianamente se trasmite al trabajador individual es un mensaje antisindical, subliminalmente a veces, no se plantean decir que los sindicatos se tienen que destruir, pero cotidianamente hay un mensaje de crítica directa o indirecta al accionar de los sindicatos.
Nadie puede desconocer que hay sindicatos que puedan estar bien o mal administrados, pero cuando se los critica desde los medios de prensa no se los critica para mejorarlos y hacerlos más fuertes: se los critica para que se desarrolle en la conciencia de los trabajadores individualmente la idea de que los sindicatos no sirven, porque desarrollar la idea de que el sindicato no sirve es la que mejor favorece la posibilidad de que cuando tenga que negociar el sindicato negocie en muy malas condiciones, porque la noción que se imparte y reciben los trabajadores individualmente es negativa.
Entonces, uno de los temas centrales de los sindicatos es plantearse la necesidad no solamente de negociar el salario y las condiciones de trabajo sino estructurar un contrapoder social para establecer en la sociedad unas condiciones más óptimas para que el mensaje sindical llegue.

La prensa sindical
Por ejemplo, no tengo por qué silenciarlo, es inconcebible con la capacidad y la fuerza que hoy tienen las estructuras sindicales, no dispongamos una poderosa prensa sindical que se corresponda con los objetivos de esa estructura.

Es indispensable y creo que se va a abrir un debate en poco tiempo sobre la necesidad que los trabajadores tengan sus propios medios de información directa, porque es necesario recuperar el nivel de conciencia de los trabajadores y que dejen de considerarse clientes del sindicato para volver a considerarse un compañero solidario que piensa por él, por el conjunto y por el conjunto de la sociedad en función de trasformarla.
Decía que el modelo argentino ha sobrevivido mejor a causa de lo que se llama el modelo sindical.
Un sindicato por actividad, un sistema de cuerpo de delegados muy particulares y también el sistema de procurar desarrollar los mejores servicios posibles, ahora, las dificultades que tienen las
organizaciones sindicales para avanzar en la provisión de nuevos servicios, están ligadas indudablemente a las condiciones materiales que cada uno de los sindicatos pueda tener. Entonces es como el huevo y la gallina, nosotros, para tener mayor fuerza, tenemos que recuperar la conciencia del trabajador; a su vez, para recuperar la conciencia del trabajador tenemos que procurar atraerlo, y para recuperar el sentido de solidaridad tenemos que darle mejores servicios para que sea más atractivo su retorno y su llegada al sindicato. Pero a su vez la mejor cantidad de servicios se hace muy dificultosa si el sindicato no es una organización que tenga los medios suficientes. Y si está debilitado por la falta de la acción de los trabajadores es difícil que el sindicato pueda obtener mejores condiciones.

Modificar la vida de los sindicatos
Es una tarea que en determinado momento tiene que modificar la vida cotidiana de un sindicato, es decir, hay un momento en donde hay que replantearse un salto.
Simbólicamente, diría que en estos momentos, tenemos fuertes estructuras sindicales, pero es indispensable que se planteen una propuesta social general, no limitada a cada una de sus actividades, sino una propuesta de cambio general.
Recuperar no solamente la función de negociador de condiciones de trabajo y salario sino la de ser una contrapropuesta social.
En estas últimas elecciones, esa falta de contrapropuesta social, produjo un hecho que obliga, estando en el sindicato yo creo que se puede hablar. Había unas elecciones importantes, no decisivas porque no se elegía un presidente, pero importantes. La Confederación General del Trabajo, con un muy buen criterio el día 30 de abril hace un acto masivo, importante -50, 60, 80 mil personas- donde plantea que habría que darse la defensa de algunas de las conquistas y reivindicaciones que se habían obtenido desde el 2002 hasta ahora: ese es el eje, foco central del acto. Pero ¿qué ocurrió? No tengo respuestas, yo lo converso y lo he conversado muchísimo con los sindicatos. Después de ese acto, importante, uno de los actos más importantes que han desarrollado los sindicatos argentinos en los últimos 20 o 30 años, no hubo continuidad. Después del acto del 30 de abril no hubo continuidad en el interior del país, no hubo continuidad no solamente en las plazas a través de actos públicos, sino que no tuvo continuidad en el mensaje de los sindicatos a los trabajadores en ocasión de la delegación. No para decir cómo debe votarse, vote al partido A, B o C, no. Frente a una elección los trabajadores debemos procurar que el voto se encauce en defensa de lo mejor que nos puede significar para la vida social del conjunto de los trabajadores, no hubo continuidad.
¿Y qué sucedió?
Sucedió que se ha dado una situación sumamente riesgosa, al margen de la camiseta de cada uno, que los trabajadores han votado de forma dispersa, primando en el hecho de una elección, el aspecto individual, bueno, es que a mi me gusta fulano, me gusta zutano. Pero se había perdido la idea que en un proceso electoral hay que pensar socialmente y decir qué es lo que mejor conviene, no del punto de vista personal mío, que me resulta más simpático fulano o zutano, sino cuál puede ser la mayor utilidad del voto para el conjunto de los trabajadores, para el conjunto de los más necesitados, para mejorar la situación.
Pero eso no se produce, se produce una dispersión en el voto de los trabajadores argentinos. Y se produce un resultado muy particular. Si eso no se corrige podemos enfrentar situaciones que, ha ocurrido en otros países, que sintiéndose socialmente solidarios en el lugar de trabajo, se pierde la sociabilidad, se pierde la solidaridad, y así, cuando hay que hacer de esas ideas y conductas una expresión política, ahí se piensa individualmente: y esa es una forma de suicidarse.
Suponer que el trabajador cuando vota tiene que votar independientemente, por el que le gusta más y no votar en función de sus intereses colectivos, puede llevar a un suicidio, a un suicidio de una clase trabajadora que no piensa en los momentos decisivos como clase y piensa como grupo de individuos.
¿Y por qué ocurre eso?
Ocurre porque todos los medios de formación de una conciencia están dirigidos cotidianamente a delimitar el nivel de conciencia social y solidaria de los trabajadores para que prime el carácter individual, porque primando el carácter individual, así como en la fábrica el patrón puede hacer lo que quiere, en la política si prima un carácter individual vamos a elegir candidatos antagónicos a nuestros intereses y que pueden afectar nuestro propio futuro.
En 1932, 1933, Alemania era el país con el movimiento sindical más fuerte. Estaba la corriente socialista y comunista, era el modelo de sindicalismo. Y llegó una situación política en la que los sindicatos se confundieron, consideraron que no era riesgoso, que no estaba en juego un determinado desarrollo, y en ese país, que era el país más avanzado, con mayor cultura social, etc., los trabajadores, sin darse cuenta, lo pusieron a Adolfo Hitler en el poder y la noche cayó para los trabajadores y los sindicatos de Alemania por casi 30 años, hasta 1950.
Ese episodio de los sindicatos alemanes en la solución del nazismo, etc., fue criticado por gente que escribió sobre la historia como la tragedia del movimiento obrero. Lo que ocurrió en Alemania fue una verdadera tragedia, porque la falta de un rumbo político en determinado momento condujo a que se llevase al país, sin cumplir los sindicatos el rol que debían haber cumplido, a una situación bastante difícil y trágica.

El modelo solidario como objetivo

En nuestro país, no digo que estemos en una situación de tal tragedia, pero sí políticamente es muy similar. Si nosotros, los sindicatos, no recuperamos nuestra condición de contrapoder político, vuelvo a insistir, la idea de que como sindicatos no solamente tenemos que opinar en las condiciones particulares de las condiciones de trabajo, etc.; sino que dejamos de pensar en el conjunto de la sociedad, podemos llorar.
¿Por qué?
Porque en nuestro país está en discusión un modelo, y algunos ponen el énfasis en la distribución de la riqueza, procurar que los 7 u 8 servicios públicos puedan llegar cada vez más a todos los ciudadanos sin distinciones, y hay otros modelos que pueden poner el énfasis en que hay que desarrollar el capital, hay que acentuar el capital, y que cuando el capital produzca más, rebase el vaso, le va a llegar a los trabajadores, o a los humildes, a los asalariados, a los excluidos, a los pobres o a los miserables.
Son dos alternativas en las cuales sería sumamente erróneo, suicida, de los trabajadores y de los sindicatos argentinos, si no supieran poner el énfasis en lo que hay que procurar afianzar por las vías que sean necesarias, es el modelo social, solidario, de redistribución de la riqueza.
Si se repite el fenómeno de esta elección en una futura elección en 2011, podemos correr el riesgo que al dispersarse la fuerza social, el sujeto social, el sindicato y los trabajadores, si se dispersan y el pensamiento se canaliza individualmente, puede ocurrir que sin darse cuenta, como les ocurrió a los trabajadores alemanes en el 32´, 33´, estemos votando a quien contradice nuestros propios intereses de trabajadores, de asalariados y de ciudadanos que necesitan un cambio de modelo en función que todos los servicios, que son necesarios puedan ser gozados a través de una correcta redistribución de los ingresos y de una reforma impositiva.

El cambio como responsabilidad colectiva, el contrapoder
Equivocarse en un sistema democrático, que hay que afianzar por supuesto, equivocarse en los procesos electorales, es suicida. Ahora, no es responsabilidad de los trabajadores individualmente: es responsabilidad de las organizaciones sociales, de los sindicatos; es responsabilidad en el caso de los gráficos, de todos ustedes, replantearse, repensar, si el rol del sindicato tiene que ser exclusivamente el convenio colectivo y las condiciones de trabajo o si el rol del sindicato tiene que ser eso más la propuesta y la contrapropuesta de cambio social que se da en el país a través de las elecciones.
Yo creo que es indispensable recuperar la conducción de un contrapoder de propuesta, un sindicalismo de propuestas sociales y políticas, de forma tal de que los trabajadores en el momento de la elección tengan una orientación, reciban la orientación y la respeten. Porque no sacamos nada con solamente enviar un mensaje y no hemos creado previamente las condiciones como para que este mensaje sea recibido, y como tal el trabajador actúe en el acto electoral como corresponde a sus intereses propios. Es una tarea difícil, pero que se puede realizar y no hay que esperar a que venga de arriba sino que tiene que salir desde abajo la necesidad de que, desde el delegado hacia las estructuras sindicales, hacia los plenarios congresales, aparezca, en forma clara la necesidad de expresarse políticamente, no de partido, sino políticamente en cuanto a propuestas sociales de cambio. Porque si no las consecuencias pueden ser sumamente dramáticas.

La ofensiva antisindical

Otro tema que hace a lo inmediato, a lo cotidiano, es el de la ofensiva antisindical al modelo sindical argentino. El modelo sindical argentino, sintéticamente, es un modelo muy fuerte, es un modelo ejemplar en cuanto a bases estructurales de un movimiento sindical importante. Las bases están. Cuando se ataca el modelo sindical se lo ataca no para mejorarlo sino para debilitarlo, y si es posible para anularlo. Al margen que haya motivos de crítica que uno pueda hacer a las organizaciones sindicales.

Una es la crítica que podemos hacer en el seno de este congreso hacia determinados modos, etc., de los sindicatos para mejorarlos; y la otra, la crítica que se hace desde afuera que tiene como objetivo debilitar a todos los sindicatos, a los buenos, a los malos, a los regulares, porque de lo que se trata es de debilitar.
Esa ofensiva, que se va a acentuar, necesita por parte de las organizaciones sindicales y la gráfica es una de las organizaciones sindicales con mayor tradición y la de mayor importancia cualitativa,  por lo que es el producto del trabajo de los gráficos. Indiscutiblemente necesitamos que los sindicatos vayan a los trabajadores.

Y el ir hacia los trabajadores implica que hay que ir no solamente en determinadas ocasiones, sino que hay que ir permanentemente contrarrestando la ofensiva de los medios masivos, para lo cual los sindicatos van a tener que darse los instrumentos de información permanente, porque si no los mensajes se pierden, permanente como para no ser sorprendidos por la ofensiva antisindical.
No solamente hay una ofensiva antisindical por parte de los medios, hay una ofensiva antisindical que está, como el huevo de la serpiente, en estos momentos, nutriéndose de un lugar donde era difícil pensarlo, que es el poder judicial.
Cuando digo el poder judicial me refiero en general a cuál es el pensamiento dominante. En general, casi uniforme en todo el país. El que los sindicatos, y nos vamos a introducir en un tema complejo pero voy a ver si puedo ser lo suficientemente claro, y es el tema de la libertad sindical.

La libertad sindical
Todos los jueces y en general, no porque sean enemigos nuestros sino porque están ganados por un sistema ideológico, van a plantear, están planteando el tema de que en la República Argentina no hay toda la libertad sindical que debería existir.
Ese concepto es un concepto que está destinado a debilitar el modelo sindical de un solo sindicato por actividad. El problema, como está planteado el tema de la libertad sindical, es el que puede haber muchos sindicatos por actividad si así lo quieren los trabajadores.
Si eso avanzase en este país sería la muerte del movimiento sindical, porque la mejor forma de debilitar a un movimiento sindical es, en lugar que haya una sola voz ante el patrón es que haya tres o cuatro voces, porque seguro que entre una de esas tres o cuatro voces, una o dos son las del patrón, aunque aparezca como fuera de un sindicato.
El tema de la libertad sindical va a ser un tema que está planteado con gran actualidad, los jueces en general están ganados por ese principio. Consideran que el modelo sindical argentino tiene que modificarse y tiene que ser preciso haya más de un sindicato por actividad. Gravísimo esto.
La síntesis correcta es la siguiente.
Un solo sindicato por actividad, una sola voz hacia el exterior, pero al interior del sindicato tiene que haber miles de voces. Lo que los jueces plantean que debe ser la libertad sindical es hacia adentro, que adentro se puedan expresar todas las opiniones. Pero cuando hay que expresar hacia afuera, tiene que haber una sola voz, porque esa es la que realmente permite la acumulación de fuerzas para sentarse a negociar.
Si el que se sienta a negociar es un hombre de experiencia, que sabe pelear, etc., pero no tiene nada atrás de si, en la mesa de negociación, simbólicamente al conjunto de los trabajadores del sindicato, los que se sientan a negociar tocarán la guitarra, hablarán mejor, pero no tienen capacidad de negociación porque no tienen al conjunto de los trabajadores. Y para tener al conjunto detrás es indispensable, por lo pronto, que haya una sola organización, y que haya un funcionamiento interno que permita desde las conducciones, por medio del cuerpo de delegados,  se nutra al trabajador neutralizando toda la campaña que desde el exterior se dirige a la cabeza individual de cada trabajador.
En segundo lugar, hay un ataque que está planteado, al cual se prestan sin darse cuenta, así como a veces los trabajadores individualmente van y votan, por ahí los trabajadores individualmente se plantean situaciones que consisten en que no les gusta aportar al sindicato porque el sindicato me da poco. Hay una campaña para debilitar económicamente a todos los sindicatos. En general, en los convenios colectivos, el que no lo tenga lo debe tener, la ley autoriza que en un convenio colectivo se ponga una cláusula que diga que todos los beneficiarios del convenio colectivo van a deber aportar al sindicato.
Aparentemente, qué dicen los jueces, no, por qué, si yo no soy afiliado,  por qué voy a tener que aportar si me dan el convenio colectivo. Casualmente, el sentido que dice la ley, y hay una ley que lo autoriza, es que en un convenio colectivo los que no son afiliados no pueden enriquecerse y beneficiarse sin dar nada.
¿Por qué?
Porque en ese caso qué se hace, se nutre cada vez más en la conciencia de los trabajadores, para qué voy a ser afiliado, para qué voy a pagar la cuota si de todas formas gozo del mismo convenio y demás beneficios.

La ofensiva jurídica
Entonces, la ley previó que en los convenios colectivos se puedan establecer cuotas de solidaridad para que los que no son afiliados se beneficien del convenio, que se benefician de los salarios, pongan platita para mantener la organización sindical.
Hay una campaña muy pesada que lleva a los jueces, en general, cuando les llega un juicio en el cual un trabajador no afiliado se presenta y dice: a mí me están descontando y yo no soy afiliado si no quiero ser afiliado por qué me van a descontar… todos los jueces casi sin excepción fallan a favor del trabajador y dicen: esta cláusula es inconstitucional.
Esa es una ofensiva que hay que advertirla porque es muy fuerte, cada vez más se está notando en jueces de todas las provincias, sin excepción, que cuando pueden y tienen la oportunidad pegan al poder sindical y pegan a lo más sensible, que es la base de sustentación de la organización sindical.
¿Y qué sucede?
Indudablemente el trabajador que se presta inconcientemente, o concientemente, la famosa frase ¿no? ¿Está inducido desde la empresa? Y a veces sale de la propia casa del trabajador: “¿Qué carajo te da el sindicato?”. Cuando esa frase irrumpe y es escuchada, ahí está el huevo de la serpiente, ahí está el peligro, ahí se perdió la noción básica del principio de la solidaridad.
Cuando uno se plantea ¿qué me dan? Ahí ya estoy pensando como un cliente, como un comerciante, como quien va a comprar un par de zapatos.
Yo me planteo en el sindicato el principio de que todos juntos pensemos por un mejoramiento común, no en lo que me dan a mí. Y hay casos, se dan con mucha frecuencia, en los que el sindicato lamentablemente a veces, con poca organización, con deflexión de los dirigentes, los trabajadores que no se afilien y cuando ven que les hacen un descuento de su cuota salarial, ahí se presentan con mayor frecuencia de la que suponemos, instrumentados generalmente por la empresa, instrumentados aunque no se note, aunque no se sepa, las empresas suelen hacer, cuando alguien les consulta, un trabajador que no es afiliado, ¿cómo le están descontando?
Y bueno, porque los dirigentes firmaron un convenio…Y entonces, generalmente la Gerencia de Recursos Humanos les dice: “Y bueno, reclamá, pedí”. Y hasta le dicen: “Si querés te podemos sugerir un abogado, etc.” Y cuando plantean tienen eso, lamentablemente, como se está dando en estos momentos, sobre todo a partir de un fallo que ha dictado esta Suprema Corte, que es muy buena Suprema Corte, pero que en el tema social sindical está muy mal orientada, que ha planteado como eje central, en un fallo famoso dado hace unos meses, el tema de la libertad sindical en el cual hay que plantearse que nadie puede ser obligado a aportar, llegado al caso, sin ser afiliado.
Ese es un tema que es esencial tenerlo presente. Que el modelo sindical argentino es muy buen modelo para la organización sindical y directa e indirectamente para los propios trabajadores, pero que está siendo acosado no por la verborragia que se alude al principio de la libertad sindical sino fundamentalmente al principio que comenzábamos este charla en los años 70´, a debilitar la organización sindical para hacer más barata la negociación y hacer más barato el precio del trabajo. Esa es la razón de fondo: bajo el ropaje de libertad sindical lo que se procura es el libertinaje.
[1] Y como decían algunos compañeros míos: muchas veces, bajo el ropaje de la libertad se oculta un modelo de esclavitud.

Defender el modelo sindical
Tenemos que estar muy concientes, no solamente los directivos sino en general todas las organizaciones sindicales: hay que parar la ofensiva contra el modelo sindical porque detrás de la ofensiva del modelo sindical viene la ofensiva contra los propios trabajadores, y que como en el modelo alemán, se puede después pagar con lágrimas y sangre lo que no se supo defender pacíficamente, ordenadamente y sin ningún riesgo.
Y que, a través de la toma de conciencia, que la unidad sindical con solidaridad es el mejor andamiaje para enfrentar todas las consecuencias económicas, sociales y políticas a las que nos podemos ver enfrentados como trabajadores.
Unidos al tema de la defensa del modelo, unidos a la necesidad de hacer cada vez más fuerte materialmente a la organización sindical, a través de todas las provisiones de servicios, no solamente en la negociación, no solamente en la defensa de las condiciones materiales del lugar de trabajo, sino a través de la mayor cantidad posible de servicios que permitan recuperar al trabajador, pero acompañado de prédica permanente que no tiene por qué ser hecha en un sindicato, sino que lo ideal es hacerla desde un colectivo de sindicatos y en este caso, en nuestro país, a través de la CGT y a través de las distintas regionales.
La necesidad de estar presentes en la toma de conciencia por parte de los trabajadores.
Hay que ir a la cabeza individual del trabajador, hay que ir al seno de la familia, los sindicatos tienen que volver al barrio, como era en los años 60´ y 70´, los sindicatos no estaban solamente en el lugar de trabajo sino que estaban en el barrio, porque ocupaban la vida cotidiana, casi las 24 horas del día de los trabajadores. Entonces era muy difícil que un trabajador se equivocase por ejemplo cuando votaba, porque su nivel de conciencia era global, no era solamente en el lugar de trabajo sino frente a la sociedad.

Y mi preocupación, como es la de muchos dirigentes es que, frente a este episodio que se produjo en esta elección[2], al margen del resultado, sino cómo se expresaron los trabajadores, se corre el riesgo que si los trabajadores se expresan políticamente en forma dispersa, sin propuestas sociales comunes, encontremos que finalmente estemos nosotros mismos destruyendo el contenido básico del accionar sindical que, como decíamos al principio, es la solidaridad.

Sindicatos y actualidad
Ustedes han visto que desde el gobierno se ha abierto el problema del diálogo político, y entre una de las formas del diálogo se anuncia la constitución de lo que podría ser un Consejo Económico y Social. Los consejos económicos y sociales en general no sirven para nada, contra lo que se dice, yo voy a ser sincero. Los consejos son representantes del gobierno, de los trabajadores, y de las empresas que se reúnen en un ente y analizan los problemas de tipo económico, social, y que pueden ser eventualmente tratados por el parlamento. Pero primero se analizan entre los actores sociales y el Estado. En general, los consejos económicos sociales tuvieron importancia en los años 60´ hasta los años 70´, en los países desarrollados, en momentos en donde había bastante para dar, en donde la economía andaba bastante bien y entonces en general los consejos eran un ámbito en el cual se hacía una distribución de beneficios, tanto para el sector empresario como para el sector de los trabajadores, que más o menos podía equilibrar y dejar contentos a las dos partes, con la presencia del Estado como árbitro. Y eso anduvo bien hasta la crisis de la que hablamos, la crisis petrolera del 70´, y los consejos económicos sociales perdieron importancia.
El último modelo que se ha tomado acá en nuestro país es el modelo español, que no funciona como dicen que funciona. Es un organismo en el que se reúnen los empresarios, pero como los sindicatos en España están débiles, por más que haya un consejo en donde se reúnen, en tanto que los sindicatos están débiles, es poca la acción que pueden desarrollar en el seno del consejo. Porque en el seno del consejo es como si dijéramos es una paritaria permanente, donde están los empresarios, están los sindicatos, analizan los problemas que el gobierno les envía, pero si los sindicatos están débiles es poca la función que pueden cumplir. Y eso va llevando a que indudablemente los consejos, incluso el de España que acá se ha propagandizado mucho, no funcionen. Normalmente, cuando los sindicatos tienen capacidad y función importante de presión o una presencia política y gremial, no les interesa demasiado el Consejo Económico y Social, porque normalmente funciona como un chaleco, si los sindicatos son fuertes, me meten en un Consejo para enchalecarme y para que presione menos de lo que puedo presionar
sin entrar en un Consejo.
Lo que está por pasar acá, no sabemos todavía cómo va a ser, puede ser que sea una alternativa, de que sea un Consejo Económico y Social que más le interesa al sector empresario, que es el que más lo está pidiendo. Ahora, si el Consejo económico social que se constituya eventualmente en nuestro país, no conocemos todavía el instrumento, la norma, es con facultades suficientes como para resolver, puede ser interesante para nuestro país, para los sindicatos.
En tanto y en cuanto nosotros tenemos hoy por hoy los sindicatos estructuralmente fuertes que podrían, si les dan capacidad de resolución, ser interesantes en la participación en el Consejo Económico y Social.
Ahora, si el Consejo es simplemente una caja para analizar las problemáticas que planteen el gobierno o empresarios, habrá que ver si realmente es útil o no.
Es un tema a discutir, porque lo que hay que evitar es que el Consejo Económico y Social sea un chaleco para los sindicatos. Lo que hay que procurar es que sea un lugar en el que las partes tengan igualdad de posibilidades de analizar lo que el poder ejecutivo le envía. Porque los Consejos Económicos y Sociales son órganos de consulta, no son órganos ejecutivos. Se juntan empresarios, trabajadores y el Poder Ejecutivo les pide una opinión, que no necesariamente es obligatoria para el gobierno.
Pero que es interesante porque bueno, si va a pedir una opinión sobre temas que afectan a los trabajadores es interesante. Pero si ese pedido que se puede hacer a un Consejo económico y social no es obligatorio para el gobierno, en el sentido que debe pedir opinión antes de mandar
una ley al parlamento, el valor del Consejo puede ser muy relativo.
Y traigo esto porque es un tema que vamos a afrontar posiblemente en poco días, el de cuáles sean las características de este Consejo. Lugar en donde, en la situación de dificultad que tiene nuestro país, puede o no ser beneficioso, dependiendo de cuáles sean las facultades y condiciones con las que ese Consejo se establezca.
Y esto viene no solamente por el Consejo, sino por el concepto de la negociación. Es decir, en una sociedad democrática, los problemas de los trabajadores, de los sectores populares, requieren de instrumentos que tienen su origen en el Congreso de la Nación. Pero si nosotros, los trabajadores, organizados sindicalmente, tuviéramos posibilidad de acceder a un ámbito en el cual se pudiera incluir la opinión final de los legisladores, sería altamente positivo, en tanto la situación de las estructuras sindicales hoy son lo suficientemente fuertes como para que éste pedido de opinión con resultante final en el parlamento... Si es meramente consultivo sin ninguna obligación para el gobierno de tomar en cuenta de alguna manera la opinión de los trabajadores y de los empresarios, sería, como decimos vulgarmente, un “engaña pichanga”, no tendría mucho interés. Pero no debería perderse de vista, aunque fuera un “engaña pichanga”, que es indispensable crear un ámbito en el cual los trabajadores y organizaciones sindicales de manera permanente puedan tener la oportunidad de hacerse escuchar.

Afianzar el sujeto social
Como final yo diría que… -lo digo y lo repito porque me parece es un concepto que puede ser real- todo lo que hemos hablado en esta hora y pico tiene un solo objetivo: cómo podemos hacer más fuerte al sujeto social, aunque eso implique una debilidad del sujeto individual. Es decir, que el trabajador se exprese socialmente es lo más importante, no es tan importante que el trabajador se exprese individualmente, porque individualmente se puede expresar a veces en contra de su propia clase, en contra de sus propios intereses.
En cambio, socialmente es muy difícil que se pueda equivocar.
De lo que se trata es afianzar el sujeto social, que solamente se da a través de la organización sindical. La organización sindical es como un catalizador de individuos que los transforma en una sola voz, que es la voz que permite poder sentarse a una mesa de negociación y negociar
mejores condiciones y mejores salarios.
Si no hay ese fortalecimiento del principio solidario, la sustitución del sujeto individual por el sujeto colectivo, lamentablemente podremos tener sindicatos, podremos tener edificios, podremos tener colonias de vacaciones, pero vamos a tener una caja vacía, porque nos va a faltar lo esencial, que es la capacidad de los directivos para poder hablar en nombre del conjunto de todas las personas trabajadoras representadas por el sindicato.
Entonces, si no puedo, cuando me siento a una mesa de negociación, saber que yo tengo al conjunto detrás de mí, que va a apoyar esta negociación, la negocia-ción prácticamente es muy ligera, muy liviana, porque le falta el sujeto social que es el que realmente va a responder a los objetivos y además, finalmente, va a ser el destinatario de las mejoras.
Si no se toma conciencia de que para obtener mejores ventajas, mejores condiciones, hay que estar unidos y tener un pensamiento solidario, tendremos Sindicatos sin fuerza y por ende sin poder cumplir los objetivos centrales que han determinado su existencia.



[1] Y sobre todo, facilitar las condiciones de mayor explotación de los trabajadores en general, afiliados y no afiliados.

[2] La del 28 de junio de 2009.

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01 de Noviembre, 2009 · Cultura

ASIGNACION UNIVERSAL POR HIJO

Presidenta Cristina Fernández de Maradona

Por Adrián D’Amore (Zoom)

Desde hoy todos los pibes argentinos son más iguales. Eso es indiscutible y lo hizo este gobierno. Le guste a quien le guste. Y quizá esos pibes lo lean de grandes con sus hijos en los manuales de historia del futuro. Y las Svampa y los Arroyo y los consultores del Banco Mundial del dos mil no sé cuanto se van a tener que comer esta galletita.

"Plata en el bolsillo de la gente generando derechos" viene predicando el Escriba hace tiempo. Y se nos dio. Y por eso se emociona.

"Un día peronista" dirán algunos compañeros. Recibo un sms de uno de ellos: "La izquierda habla, la derecha conspira, nosotros gobernamos para el pueblo". El día de hoy va a quedar grabado en la historia de las luchas populares en el país más allá de la camiseta que cada uno tenga puesta. Pero nadie le quitará a este gobierno el crédito.

Cristina firmó el decreto que otorga la asignación universal para protección social por hijo menor de 18 años. 180 mangos por pibe. Diez mil palos por año que la ANSES va a volcar a los bolsillos de los más desprotegidos, de los maltratados por el sistema, de los excluídos. Parte de esa misma guita que hace un año se timbeaban los turros de Siembra, Máxima, Araucabit y la puta madre que los parió, ahora se va a gastar en una farmacia de Florencio Varela, en un almacén de Rosario, en una librería de Posadas.

Eso. Redistribución de la riqueza. Que un changuito de La Matanza se gaste aunque sea 20 sopes que podían haber estado en la billetera de Biolcati.

 

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01 de Noviembre, 2009 · Cultura

Así no vale


Así no vale: tantas leyes y anuncios seguidos atoran. Si todavía hay políticos opositores rumiando las últimas quejas sobre la ley de medios, y opositores con una lente de telescopio del Planetario buscando la fe de errata en una tilde ausente en el inciso no sé qué número sobre las señales de cable. Otros están aún desorientados lidiando con la ley que anula la acusación penal por calumnias e injurias; y hay aún legisladores discutiendo con el guionista de imagen cómo oponerse a la ley de Reforma política tratando de que el rechazo no luzca cavernario. Y encima de todo eso, de sopetón, aparece esta asignación universal de 180 pesos para los hijos de familias fuera del sistema. Por qué el Gobierno se adueña de un beneficio del que todos querían ser los autores. Hasta los violadores de niños. Los que los demonizan y quieren meterlos presos con babero. Por qué dejarlos celosos en la platea y sin subir al escenario. La oposición también había inscripto en Derechos de Autor esta idea. A qué tanto apuro. ¿El Gobierno no podía esperar a que los opositores se repusieran y recobraran del anuncio de la reforma política? ¿Dejarlos hacer tertulia en los cafés vecinos al Congreso, pedir una lágrima con biscuit, bostezar con el celular en la oreja? La oposición tiene otro ritmo. Tiene que consultar a los clérigos, a los rabinos, a los directivos de ADEPA, al grupo Clarín, a TN, a los grupos financieros privados, a Elisa Carrió, Gerardo Morales y de Narváez. A Mauricio Macri no, porque está todo el día ocupado con sus asesores de imagen para ver cómo logran que la evidencia de espionaje sea estratégicamente echada a un sumidero y los porteños sigan mirando las flores flamantes en los canteros. A Reutemann no hay que ir a consultarlo porque lo que diga a la mañana ya a la tarde no lo dijo. Y Cobos sigue acaramelado en el tiempo de la 125 y no se dio cuenta de todas las leyes que se fueron sucediendo. Tantos anuncios al hilo exigen mentes despiertas, reflejos rápidos. Así atorados a los opositores se les hace difícil presentarse en los medios asociados y quejarse y bramar llenos de sonido y de furia. ¿ Sobre qué tema discutir si te ponen un montón todos juntos? Entre llegar al piso del canal, pasar por la sala de maquillaje, saludar al director con el que hay que tener un conveniente vínculo , se va pasando el tiempo. Y no alcanza para salir a patear ley tras ley. Porque cuando se está rechazando la ley de antes de ayer todavía tibia, hay que empezar a patear la de hoy; y quién sabe qué otra ley les encaja esta presidenta cuando venga de Chile. A lo mejor decreta que aparte de la asignación universal por hijo se distribuya una asignación universal para que los pobres puedan costearse y terminar la universidad y seguir un posgrado en La Sorbona. Paren la máquina. Así no vale. Para peor para los opositores opuestos in extremis los fondos para la asignación universal se pagan con aquel ingreso que las AFJP manipulaban para si mismas. Pensar que ellos rechazaron la ley y ahora se hacen los generosos. El Gobierno éste no para la velocidad ni en los feriados. Así no vale.



Carta abierta leída por Orlando Barone el 30 de Octubre de 2009 en Radio del Plata, en el programa de Liliana López Foresi. ( 6.00 a 9.00 Hs.)

 

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08 de Agosto, 2009 · General

Después del temblor


Nada hay más peligroso que los cambios a medias

Por Norberto Galasso

Un balance riguroso de lo acontecido desde 2003 a la actualidad nos permite señalar que las presidencias de los Kirchner han sido lo mejor que gobernó al país desde el punto de vista de los sectores populares, desde la muerte de Perón.

Podríamos calificarlo como «la primavera kirchnerista» que interrumpió los sucesivos inviernos de frustraciones y claudicaciones que cubren ese lapso de tres décadas. 

Durante el mismo, el Partido Justicialista – ya fuese Isabel o Menem – así como el Partido Radical – más allá de diferencias entre Alfonsín y De La Rúa – extranjerizaron y endeudaron al país, lo vaciaron ideológicamente y lo hundieron socialmente. 

Sólo una política de Liberación Nacional podía recuperarnos de ese desastre. 

El kirchnerismo no llegó a desarrollarla plenamente, pero abrió el camino en ese sentido: repudio al ALCA, convergencia latinoamericana, liberación de condicionamientos del FMI, plena vigencia de derechos humanos, reemplazo del modelo económico especulativo por otro productivo, recuperación de los aportes provisionales de los trabajadores controlados por el poder financiero, recupero del rol del Estado en diversas áreas, reconquista de derechos labora les mutilados, incorporación masiva de trabajadores a los beneficios de la jubilación y otras… 

Estas medidas recibieron el apoyo de la mayoría de la población que pareció comprender que si eran muchas las asignaturas pendientes, ello residía en que se carecía de fuerzas para acometerlas. 

Sin embargo, bastó con que el gobierno intentara avanzar en la redistribución del ingreso, afectando los privilegios del sector agroexportador, para que se produjese el punto de inflexión que culmina, ahora, en el resultado electoral desfavorable del 28 de junio. 

Esa fatídica resolución 125 fue el inicio del derrumbe. 

El gobierno tenía varias razones para apropiarse de una porción de la alta renta agraria diferencial: desacople entre los precios internos y externos, cerrar el camino a la sojización que hundiría al resto de la producción agropecuaria, participar al pueblo de las utilidades escandalosas obtenidas por una minoría concentrada de productores, proveniente no de su ingenio y trabajo, sino de las condiciones específicas del suelo, el clima y cercanía del puerto, ventajas de las cuales debe gozar el país todo. 

Sin embargo, cometió errores de implementación que le resultaron fatales: no explicó previamente sus razones, no midió la correlación de fuerzas con respecto a la Sociedad Rural ni tampoco advirtió que ella arrastraría en su favor no sólo a otras organizaciones agropecuarias sino incluso a los sectores de clase media urbana que se vieron conmovidos por el conflicto y apostaron contra él.

Ante una general oposición, el gobierno se enredó en sus propias piolas: subieron los precios pero creyó que bastaba con disimular la inflación ajustando los datos del INDEC con lo cual acentuó su desencuentro con los sectores medios, para los cuales sobraron los periodistas que les dijeron que estaban siendo engañados, mendacidad que también imputaba una política experta en desafortunadas profecías para la cual las retenciones eran la gran caja de la familia gobernante. 

Así nació la entente antikirchnerista que últimamente se expresó en las urnas: grandes terratenientes y sojeros arrastrando tras de sí a las clases medias urbanas y rurales, intereses monopolices y transnacionales ligados al agro, grandes cadenas comunicacionales, partidos políticos degradados desde la derecha hasta la extrema izquierda, periodistas, intelectuales y hasta el sindicato de trabajadores rurales. 

Lo demás no es necesario relatarlo: desabastecimiento, escraches, cortes de rutas, desequilibrio de precios, traiciones políticas, redescubrimiento de zonceras como «la Gran Argentina Agropecuaria», «todos vivimos del campo», etc. 

Todo ello resumible en una palabra: regorilización de amplios sectores sociales, pues «el peronismo – como enseñó Borges – es incorregible» y osaba ahora avanzar sobre la propiedad. 

Muchos se habían preguntado hasta ese momento de donde venía el peronismo de los Kirchner, especialmente porque no lo enarbolaban sino que pretendían acumular a través de la transversalidad. 

Pero, en ese momento, se comprobó que su origen era el setentismo y desde diversos lugares le apuntaron críticamente: soberbia, capricho, prepotencia, decisiones en el pequeño círculo, deficiente comunicación, renuencia al diálogo. «La primavera kirchnerista» ofrecía cierta semejanza con aquellos 49 días del 73 que dieron en llamarse «la primavera camporista». 

Ello permitió que a la «gorilización» se sumase el peronismo de derecha que había dado pruebas de proimperialismo en su ejercicio del gobierno.

Los grandes medios de comunicación inventaron entonces que lo más grave del gobierno no era «el modelo», sino «los modales», es decir, el kirchnerismo no cumplía con los rituales propios de un gobierno sensato: reuniones de gabinete, concesiones a la oposición, conferencias de prensa, discursos mesurados empleando la vieja retórica politiquera, en fin, todo aquello que el liberalismo reaccionario de los radicales denomina «el respeto a las Instituciones» y a «las formas de la República», es decir, justamente aquello que Yrigoyen había estigmatizado, en el pasado, como «el régimen falaz y descreído»: cultos caballeros que debatían con altura y respeto, con impecable sumisión a las formas, mientras preservaban los privilegios de las minorías.

Por supuesto, la Sociedad Rural – que alabó a la dictadura genocida de los 70 – usó el argumento de «los modales» para apuntar decididamente contra «el modelo», que le imponía retenciones y gradualmente iba recuperando el rol del Estado y hasta podría decidirse a convocar a la movilización de masas. 

Pero amplios sectores de la clase media – víctimas del vaciamiento ideológico de tres décadas – asumieron como propia esa crítica a «los modales»: el kirchnerismo significaba desprolijidad, insensatez, más aún: confrontación y discursos exasperados (como si se pudiera cambiar algo en cualquier país del mundo sin confrontar y exasperarse); el kirchnerismo, en ese camino, podría concluir en Chávez con su histrionismo caribeño que lo conducía a cantar por televisión (por supuesto, tamaña invalidación de la república no la hubiese cometido jamás De La Rúa); el kirchnerismo tenía, además, apoyaturas estremecedoras como ese D’Elía que preconizaba odiar al enemigo cuando es sabido que en la República sólo hay «adversarios» para «dialogar y enriquecer así a toda la familia argentina» y también se sustentaba en el apoyo de la CGT, cuyo resonar de bombos traía el recuerdo de aquel insoportable protagonismo obrero del 45. 

Para amplios sectores medios lo cuestionable no era «el modelo» sino la discusión de cuestiones banales, si Cristina cambia de cartera, llega tarde a los actos o «baja línea» en sus discursos o si Néstor actúa como un joven desprejuiciado o tacha de mentiroso a un periódico. 

Se pusieron entonces muy irascibles, con vertidos en críticos implacables, fenómeno que pudo advertirse en algunos dirigentes de la vieja izquierda peronista. 

En esos sectores medios gano la irritabilidad. Ese televidente que todavía cree en Nelson Castro o en Morales Sola, en su supuesta seriedad y conocimiento científico, porque son «gente como uno», acentuó su rechazo a los Kirchner, cultores de otro idioma y otras maneras. «No los soporto», machacó una y vez otra, dando con el puño sobre la mesa ese pequeño burgués, que bien pudo ser el de aquella película «Un burgués pequeño pequeño». 

Y dio batalla al kirchnerismo en el café, en la tertulia hogareña, en la reunión de amigos. Fue tal su indignación – alimentada hora tras hora por «la caja boba» – que asumió como su heroica misión concluir con los Kirchner, no importándole demasiado si para ello debía votar por De Narvaez, por Pino, por Macri o por Mongo. 

Así se nutrió el frente antikichnerista: con aquellos que estaban contra «el modelo» que los perjudicaba y los que estaban contra «los modales» de un «modelo» que, en gran parte, los beneficiaba.  

La derecha reaccionaria galvanizó sus fuerzas hasta crear lo que se llamó «un clima destituyente» y sólo por las rivalidades entre los políticos más retrógrados no pudo ir más allá, (Grondona y Biolcatti confesaron impúdicamente, relamiéndose, sus intenciones golpistas, conjugando su desprecio con las campañas de moralina boba de la Carrió y la orquestación mediáticas de corporaciones proimperialistas como Clarín  y  La Nación. 

Ahora, pasadas las elecciones, en algunos sectores de clase media comienza a cundir cierto temor, porque ven avanzar en el escenario a personajes horrorosos a los cuales también detestan – en este caso, con motivos fundados – como Barrionuevo, Puerta, Ruckauff, Duhalde, Cecilia Pando, Macri y hasta Menem. 

Hay quienes empiezan a sospechar que su pregonado «progresismo» ha cumplido la función de revivir a lo peor de la derecha. 

Algunos de ellos, en lo íntimo, piensan: ojalá el castigo que le dimos, le permita a Kirchner corregir sus errores para salvarnos de la mafia que avanza sobre nosotros… 

El gobierno, a su vez, ha quedado duramente golpeado y su único camino es aquel del tablón futbolero: no hay mejor defensa que un buen ataque.

O si se lo prefiere, en términos de mayor nivel intelectual, como decía Manuel Ugarte:  nada hay más peligroso que los cambios a medias”.  

Porque el enemigo percibe que se está yendo por sus privilegios y reacciona más rápidamente que los amigos que serán beneficiados por el cambio. 

De ahí que la profundización de las medidas transformadoras resulte imprescindible y para ello es preciso construir el gran Frente de Liberación Nacional sustentado fundamentalmente en los trabajadores, pero no sólo en sus votos, sino en su presencia en las calles, en la movilización popular, como así también la elevación del debate ideológico que destruya las falsedades y mitos de toda clase difundidos por la propaganda mediática, como asimismo plantar un proyecto claro y contundente apelando a los mejores cuadros del campo nacional. 

Sólo así lograremos recuperar a los sectores medios, hoy entregados a las corporaciones agroexportadoras y a ese imperialismo norteamericano que celebra, en sus periódicos, un resultado electoral que le sirve para intentar detener el avance de América Latina hacia su unificación y liberación.

Un tropezón no es caída, dicen sabiamente las viejas del barrio.

Pero para tener el derecho a condenar a los reaccionarios y a los “azonzados”, es necesaria una autocrítica profunda.

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06 de Abril, 2009 · General

Hebe, acerca de la imagen de Alfonsín


 “No puedo usar esta Plaza para ser hipócrita ni tampoco me quiero callar”

Hebe de Bonafini. Discurso del de abril de 2009

“Bueno compañeros, hasta ahora, hasta hoy, las Madres no nos pronunciamos por la muerte de Alfonsín. No quise hablar con nadie y escuché, como habrán escuchado todos y habrán visto estos días, todo lo que pasaba. Vimos grandes hipócritas que lo estuvieron cuestionando todo el tiempo y lo golpearon todo el tiempo, llorando y hablando de él como que fuera San Martín.

Yo desde acá, desde esta Plaza, quiero hablar con mucho respeto porque la muerte siempre es para respetar y también para respetar a la familia y a los radicales que sí querían a Alfonsín y que sí lo acompañaron a Alfonsín. Para ellos, el respeto.

Pero para la gente que no sabe qué pasó y que fue a llorar, para la gente que no sabe qué pasó e hizo 16 cuadras de cola, yo les quiero decir que para Alfonsín las Madres éramos una mala imagen. Y como éramos una mala imagen en esta Plaza nos mandó a desalojar con un grupo de radicales jóvenes con las boinas blancas y nosotras los echamos a ellos, y hoy seguimos estando en esta Plaza, pero Alfonsín no echó de esta Plaza. La gente tiene que saberlo.

El Doctor Alfonsín dijo que las Madres éramos ‘antiargentinas’, que nuestro discurso por los desaparecidos, que para él eran ‘terroristas’ porque él fue el que operó todo el tiempo con la Teoría de los dos demonios, unos iguales a los otros, hablando de ‘guerra sucia’. Acá no hubo una guerra ni hubo terrorismo. El terrorismo fue el del Estado, el Terrorismo de Estado que él defendió.

Alfonsín, es verdad, hizo el Juicio a las Juntas, muy selecto, en tribunales civiles bajo el código de Justicia Militar y pidió que las Madres no entráramos con pañuelos porque el pañuelo era un ‘signo político’. No nos podemos olvidar de todo eso. Y después que condenó, con ese juicio que dicen que fue maravilloso y que fue muy selecto porque en ese juicio no se condenó a ninguna multinacional, porque no quiso tocarlas, porque no quiso hablar de la Pepsi, de la Coca, del papel Ledesma. No se quiso hablar, se prohibió porque esos los tipos que le pagan las campañas a los políticos, por eso no se habló de las multinacionales y no lo podemos olvidar, y sigo diciendo que respetamos a la familia y respetamos a los radicales que lo quieren pero basta de tanta hipocresía de que ahora Alfonsín es como San Martín, por favor no nos equivoquemos. Tampoco es un héroe.

Es verdad, condenó, y al poco tiempo las dos leyes de perdón y perdonó a todos los asesinos que caminaron por este país todo el tiempo que quisieron. Y también, compañeros, tengamos todos muy claro, vimos por la televisión mucha gente, es verdad, pero no había ni pobres ni trabajadores: era una marcha, era una concentración de la clase media y la clase alta que siempre salen para estas cosas pero nunca reclaman por el trabajo, ni por la comida, ni por la salud. No nos equivoquemos, no había pobres. Casi era una marcha llena de cajetillas. Que no se ofendan pero es así, esta Plaza no la puedo usar para ser hipócrita ni tampoco me quiero callar.

Éramos una mala imagen, seguimos estando. Éramos las Madres de los ‘terroristas’, seguimos estando. Hablamos y éramos ‘antiargentinas’, y seguimos estando. Que en paz descanse el doctor Alfonsín y todo el respeto para su familia y los radicales que lo quieren, y el más grande repudio para todos los hipócritas que lo fueron a aplaudir”.  

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28 de Enero, 2009 · General

Todos contra todos

Un artículo de Jorge Rachid

Cuando el mundo se debate en como afrontar una crisis generada por la codicia especuladora, perversa, hipócrita y estafadora del poder financiero mundial, que durante los últimos 50 años se dedicó a demostrar como los pueblos, si apelaban a la paciencia y se sometían al coloniaje, impuesto por los organismos financieros internacionales, el “maná del cielo” caería sobre ellos, derramando abundancia y bienestar. En tanto esto sucede, en la Argentina, la teoría del todos contra todos, encuentra un terreno propicio para un suicidio en masa.

Tanto es así que hasta aparecieron libros de pronosticadores de catástrofes inmediatas, con recetas parecidas a las que con distintos argumentos, pero con igual instrumentación, condujeron a los sucesivos fracasos nacionales, por seguir pasivamente, dictados de supuestos garúes, economistas,  nuevos filósofos de pacotilla, que recitando teorías neoliberales enterraban graciosamente al Estado como garante últimos de los conflictos de intereses, dejando en manos del nuevo dios Mercado a millones de compatriotas, al borde mismo de la desesperación, la miseria y la marginación social.

Hoy como si todo ello fuese una película de ficción, cada sector económico, desde los comerciantes hasta los servicios públicos y los Bancos, desde la producción industrial y los agrícola-ganaderos, piden al Estado la tabla de salvación necesaria para sus negocios, los mismos negocios que durante los últimos 8 años vieron reverdecer, después de la catástrofe económico-financiera de los noventa. Cuando los trabajadores se suman al reclamo, estos mismos sectores,  ponen el grito en el cielo con la excusa de los costos imposibles. Los mismos que, desde la oposición piden que disminuyan los gastos del Estado para mejorar el desempeño macro-económico, pero claman por los hospitales públicos y los sueldos docentes cuando los conflictos se encadenan. Así la oposición contragolpea intentando generar espacios de confianza, destruyendo su propio discurso.

No está mal que lo hagan, que el Estado vuelva a tener un rol y sea el orientador de un modelo de desarrollo nacional, que se haga cargo del impacto de la sequía, pero los hombres u mujeres del movimiento nacional pedimos que cuando lo haga, legisle el Estado para evitar el desmonte indiscriminado por la soja y la codicia forestal, principal causante la las terribles sequías además de los ciclos de lluvias. Que promueva el consumo pero que proteja el trabajo argentino, que auxilie a los sectores financieros, pero que ponga trabas estrictas al giro de capitales y dividendos indiscriminados al exterior, que fortalezca el empleo, pero que exija trabajadores en blanco cuando genera créditos para la producción.

Es decir que reaparezca el Estado pero no el Estado bobo que acepta las presiones de los poderosos y descarga costos sobre los débiles. No se puede seguir capitalizando privadamente las ganancias y socializando las pérdidas ya que ante la crisis el esfuerzo debe ser compartido y sacrificado, en función de los más débiles, los mas humildes y los trabajadores.

En éste sentido apuntalar el empleo existente es un desafío importante ya que es la base de mantener el crecimiento producido en los últimos años, pero no se puede desconocer la hipoteca social pendiente que tiene nuestro país sobre el tendal de marginación social y desolación que dejó el neoliberalismo, con sus secuelas de desempleo y fragmentación social, que se verifica especialmente en los indicadores de salud y educación, en especial en los menores y las madres solteras. Una política para enfrentar la crisis debe ser contener dichas situaciones, con respuestas planificadas, que enmarcadas en una política estratégica de Seguridad Social permita ir creando un Modelo Social Solidario y Productivo de construcción social a futuro, que visualice el camino de la Argentina en los próximos años, con objetivos y pautas verificables y políticas de Estado que nos devuelvan identidad nacional y un destino común como Nación.

Por eso la anticipación de las luchas electorales, que enfrentan posiciones, no siempre políticas, que enfrentan ambiciones de corto plazo, no utopías ni ilusiones de un país mas justo, desgastan y desvían el eje de la discusión central en nuestro país.

Otros actores en las sombras saben adónde van, la hacen, la planifican, saben que tipo de capitalismo quieren, como hacer para manejar la pobreza y que sea vertebral al proceso que impulsan, se ocupan de cómo sacarle al Estado provecho en silencio, mientras los sectores sociales en pugna, confrontan a los gritos y por los medios, creando confusión en los ejes de discusión y frivolizando la política.

La lucha electoral en medio de este escenario hasta parece ridícula. Parece ridículo que cada acción concreta del Ejecutivo sea criticada como acto de corrupción, de caja o de perversidad, como así también es ridículo que a la menor irrupción de la oposición el oficialismo la institucionalice como el enemigo y la estigmatice ideológicamente. En el campo nacional los códigos de relaciones deben reestablecerse, con reglas del juego claras y políticas de Estado, que apuntalen los grandes ejes de discusión.

Mientras esto no suceda, los verdaderos dueños del poder, aquellos capaces de marcar la agenda, los que son capaces de armar la tapa de mañana o variar la las cotizaciones de la Bolsa de Valores, no se manchan ni se exponen públicamente, privilegiando su cuota parte de poder desde las sombras.

La diatriba y el escarnio aparecen entonces sobre la política, madre de todos los males, creadora de todas las corrupciones, enterradora de los valores y encarnadura del mal. Sin embargo la democracia sigue siendo el sistema que aún con defectos, malformaciones y condicionamientos, permite a los pueblos cambiar los rumbos, establecer nuevas condiciones, castigar las historias, generar esperanzas y también democratizar el poder. La herramienta para hacerlo es la política. No existe otra, ya que la fuerza es rechazada, las dictaduras quedaron en el fondo de la historia y no seremos colonia ni virreynato de potencia alguna, aunque algunos lo anhelen desde sus posiciones pro activas de intereses ajenos.

La misma política de Derechos Humanos que se ha instalado en el país, a traído nuevas divisiones entre sectores sociales, como si la Justicia no fuese el ámbito común de sometimiento de todos los delitos y mas aún los de Lesa humanidad. En el mundo se están juzgando genocidios como el de los Balcanes con números inferiores de muertos a los de Argentina, sin embargo pareciera que en nuestro país eso se llama venganza. Hay organizaciones judías que siguen buscando genocidas nazis en nombre de la Justicia. Aquí se llama persecución ideológica. Si se condena el genocidio del estado de Israel sobre Palestina es antisemitismo o peor aún terrorismo. Cuando lo mismo clama la UN, es un acto de sensatez. Si se pìde el fin del Bloqueo a Cuba es estar fuera del mundo. Si lo pide Lula lo transforma en estadista comprometido y si lo reafirma Obama es el nuevo tiempo.

Los políticos que tenemos son los que hay, lo mismo que los empresarios, los dirigentes gremiales, las organizaciones sociales, es lo que tenemos como argentinos. Hemos podido protagonizar epopeyas, somos el único país que declaró su independencia y la mantuvo a costa de generaciones de jóvenes muertos en las luchas por la emancipación nacional. Tuvimos próceres que sabemos no fueron tales y otros que si fueron enterrados en vida y en la historia. Creamos movimientos populares que hicieron historia en el mundo desde la reforma universitaria hasta el irigoyenismo incorporando a los inmigrantes al mapa nacional hasta la epopeya del 17 de octubre y la irrupción de los trabajadores como actores del poder en el peronismo. Derrotar el neoliberalismo en el 2001 pagando un alto precio en vidas y en la comunidad internacional. Salir de la noche oscura del sin destino a discutir hoy la distribución del ingreso hay un camino con el esfuerzo de todos los argentinos.

No se trata de ser o no oficialistas, para eso sobran personajes desde ambas orillas. De lo que se trata es desde donde, desde que lugar, con que ánimo, con cual visión planteamos nuestros problemas sectoriales o políticos. Que intereses se juegan en lo táctico y en lo estratégico, sobre que modelo de país nos paramos y que nuevos paradigmas estamos dispuestos a asumir, sabiendo de antemano que la historia la escriben los pueblos a lo largo del tiempo. Si trabajamos para la paz mundial debemos construirla en casa, si queremos integrarnos continentalmente debemos respetar las realidades de cada pueblo hermano, sus condiciones, sus liderazgos, si estamos dispuestos a abrirnos al mundo fortalezcamos nuestro frente interno volviendo a creer en nosotros mismos, a estar orgullosos de ser argentinos y dejar de castigarnos sin piedad, trasmitiendo a las futuras generaciones desazón y descreimiento.

 

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26 de Enero, 2009 · General

Proyecto Popular cerró el año político. ¿Quién lo abrirá?

Luego de haber puesto el broche al año político 2008, la Corriente Proyecto Popular se apresta a jugar fuerte.

 

Se acordó un nuevo encuentro para mediados o fines de febrero bajo la consigna "confluencia, debate y organización,instrumentos para ganar en Octubre".

 

 

Escribe Sandra Consoli

La Corriente Proyecto Popular tuvo a su cargo el cierre del año político 2009 en Río Cuarto y el sur de Córdoba.

Con la participación del grupo kirchnerista Pucará y la presencia de numerosos grupos militantes, lograron reunir más de 130 militantes y dirigentes kirchneristas de toda la provincia.

 

El encuentro tuvo lugar el 19 de diciembre, en el Club Pronóstico –un clásico en la breve pero intensa historia de la Corriente- y asistieron delegaciones de Córdoba, Monte  Villa Nueva (San Martín), Villa María, Embalse, Laboulaye, Reducción, Manfredi, Las Acequias, en la persona de su intendente, Cacho Stanicia, y la presencia la vicepresidente primera de la Cámara de Diputados, Patricia Vaca Narvaja, así como de ex legisladores y referentes de distintas fuerzas K de la provincia.

Un dato interesante: no se habló de listas ni de candidaturas, aunque las elecciones de octubre fueron un tema importante dentro del temario desarrollado. Los participantes abordaron  cuestiones relacionadas con el funcionamiento de la militancia en el interior del país, la "línea política", los criterios estratégicos y cuestiones organizativas específicas. El referente de Proyecto Popular, Hugo Perez Navarro, puso especial énfasis al señalar que “el kirchnerismo es peronismo básico”, pues convoca a los fundamentos políticos del movimiento surgido en el 45, señalando que quien cuenta con esas nociones sabe qué hacer en cada situación.

 

Posteriormente, se hizo un recuento de los momentos destacados de un año caliente, señalando el conflicto entre el gobierno y el capital agrofinanciero, sus antecesores históricos y sus nuevos aliados.

 

Entre los logros de la gestión de gobierno se señalaron la nacionalización de Aerolíneas Argentinasla Ley de Movilidad Jubilatoria, que beneficia a más de 5 millones de argentinos y la vuelta al Estado Nacional de los fondos cedidos graciosamente a grupos del capital financiero internacional por Menem, Cavallo y sus "cómplices", entre los cuales se incluyó al actual gobernador de Córdoba.

 

Luego de compartir un asado muy elogiado por los asistentes, Vaca Narvaja realizó una síntesis del encuentro, subrayando los logros de la gestión, los cuales importan un punto de intensificación de la disputa con los sectores privilegiados a favor de una generalización del bienestar de las mayorías, en especial de quienes se encuentran más postergados.

 

La consigna, dijo la diputada, es plebiscitar la gestión, fortalecer la organización popular y discutir en estos próximos meses los lineamientos de una estrategia que nos conduzca nuevamente al triunfo en octubre, porque “para que haya 2011 tiene que haber 2009”.

 

Lo que viene

Hubo un acuerdo generalizado en los participantes para realizar un próximo encuentro a mediados de febrero, en un lugar a definir del centro-sur de la provincia.

 

La idea es consolidar este espacio con vistas a fortalecer los distintos nucleamientos kirchneristas que, a pesar del silencio intencionado de los grandes medios, pululan en la provincia y en todo el interior.

 

Con esta actividad, en opinión de varios dirigentes de Proyecto Popular, "la corriente ha quedado definitivamente instalada como la fuerza kirchnerista más seria y consecuente de Río Cuarto", en un medio caracterizado por la vacilación y el oportunismo y la vocación por los negocios".

 

Entre los asistentes de las diversas localidades se mencionaba la posibilidad de realizar el próximo encuentro en una localidad del centro-sur de la provincia, a fin de fortalecer el espíritu federal que la realidad del propio kirchnerismo cordobense está demostrando. "Ahora -comentaba Sergio González, de Proyecto Popular- será necesario ver cómo hacemos para que toda la garra que ponemos para sostener nuestros espacios locales pueda converger en un espacio único, que, además, dé a luz los nuevos dirigentes que la sociedad espera."

 

OIDO AL PASAR

  • En el asado, se vio a lo más granado de Libres del Sur, quienes se saludaron efusivamente con varios de los dirigentes de la Corriente. "Todo este tiempo de militancia que hemos compartido ha fortalecido el respeto político y dado lugar a una sincera corriente de afecto personal...", comentó un allegado a dicho espacio, ahora distanciado del kirchnerismo.   
  • Se comentó con insistencia que los movimientos de Proyecto Popular son monitoreados con sumo interés por algunos despachos de la Rosada.
  • "La presencia de Vaca Narvaja -comentaba una dirigente de la Corriente, vecina de Banda Norte- no es sólo una muestra de cortesía para con el Hugo (Perez Navarro) ni para con nuestra fuerza, ni como teme el ingeniero Cantero, un acto de "intromisión" territorial. Esto es política..."
  • Al respecto, un colaborador de la Vicepresidenta Primero de la Cámara de Diputados, se apresuró en señalar: "Patricia es diputada nacional no por la ciudad sino por la provincia de Córdoba, así como Cantero no es diputado por Río Cuarto, sino por la provincia de Córdoba. Así que si él quiere, puede participar de cuantos actos se le ocurra en Córdoba Capital, en Villa María, en Cosquín o en Cruz del Eje. Todo eso es su territorio."
  • Hablando de internas, alguien comentó que las del PC vienen duras, ya que Buzzi, de la FAA ha tomado el camino de la franca oposición gorila, mientras Heller (ex vicepresidente de Boca y actual titular del Banco Credicoop, cuyos intereses no son los de los amigos de Buzzi), se mantiene firme junto a las políticas kirchneristas en Capital.
  • Y la paradoja del gorilismo de izquierda -decía otro comensal- han sido los abrazos interminables entre Buzzi (PC) y De Angeli (PCR).
  • Sonó con insistencia la idea de que el kircherismo de la provincia de Córdoba necesita con urgencia promover nuevos referentes: el pueblo, la sociedad toda quiere nuevas caras y quiere oír nuevas voces y nuevas ideas. Por aquel principio del vino nuevo en odres viejos -reflexionaba, bíblico, un dirigente de Villa María- alguien que aplaudió la reforma laboral como diputado nacional no puede ahora venir a levantar impunemente las banderas de un modelo nacional y popular. ¿Dónde lo viste? ¿En una estampilla o en una caja de fósforos? Los vecinos de mesa rieron por la antigüedad de la expresión.
  • "Especialmente cuando es notoria su condición de piantavotos. Y ahora que su padrino ha caído en desgracia (en alusión a Humberto Roggero), ¿cuántos votos podrá juntar? Y así fueron cayendo los nombres de quienes, jugando a un impreciso "peronismo" atado a las estructuras, se mantienen haciendo de la política una profesión siempre rentable, sin aportar jamás una idea..., hasta que, por fin, la guitarra del Bagualero vistió la noche de estrellas.

 

Sandra Consoli

 

 

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